Que el infierno está encantador / Este infierno está embriagador / Esta noche está encantador / Tu infierno está encantador / ¡Esta noche! // ¿Por qué no te dejás de pensar / En labios que besan frío / Para cerrar un ojo y ver / Cuántos cuernos tiene el diablo? “El Infierno está encantador esta noche” Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota.

Este viernes se discutía si el apagón del domingo 16 de diciembre de 2023 había sido peor o más suave que este de seis horas que dejó en el horno y a oscuras a 55.000 usuarios en Yerba Buena, parte noroeste de San Miguel de Tucumán, Las Talitas y Yerba Buena. El de 2023 fue masivo, abarcó más superficie -varias provincias-, aunque el agobio de una tarde-noche de este viernes con más de 38 grados y sensación térmica más alta agravada por “aire cálido y húmedo” -según la explicación del meteorólogo Cristofer Brito- llevó a la gente a tirarse al piso fresco o meterse a la pelopincho para aguantar esperando el alivio o lo peor. ¿Lo peor? Sí: gran parte de la provisión de agua se sostiene por las bombas eléctricas que sacan el líquido de los pozos. Marcelo Caponio, titular de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), dijo este mismo viernes en LG Play que, si hay cortes de energía, se paraliza la provisión del agua, porque poner en funcionamiento de nuevo el sistema lleva varias horas.

La culpa del fantasma

Todos los enojos cayeron en EDET, responsable de la distribución de energía en la provincia. La empresa eléctrica se defendió en ambos casos advirtiendo que la culpa es de Transnoa (que se ocupa del transporte con las líneas de alta tensión en el sistema interconectado nacional). En 2023 el problema fue que habían quedado fuera de servicio instalaciones correspondientes al sistema de transporte en Extra Alta Tensión “Bracho-Recreo” (Catamarca) “Recreo-Malvinas” (Córdoba), más dos colapsos de tensión en la región NEA que “provocaron la desconexión de generación y de demanda a gran escala en la región NOA y NEA, afectando el suministro eléctrico de Chaco, Formosa, Catamarca, Santiago y Tucumán”. Hay que recordar que en 2021 por una obra de la SAT pasado se rompió un cable subterráneo de Transnoa en avenida Américo Vespucio y Buenos Aires.

También en un apagón de octubre se mencionó a la empresa de transporte. El interventor del ente de control Ersept, José Ricardo Ascárate, dijo entonces que “la provincia ha asumido la tarea de repotenciar la línea Bracho-Cevil Pozo, lo que incrementará la capacidad de la red en un 25%. Además, hemos logrado que se inicie la obra de una nueva línea entre Bracho y Villa Quinteros, que brindará mayor estabilidad al sistema eléctrico”. Ambas del “fantasma”, Transnoa. Ahora el problema fue interno. También de transporte. Un cable subterráneo que lleva una línea de alta tensión del Camino del Perú a la avenida Francisco de Aguirre se “pinchó”. Era un cable que se había habilitado en mayo pasado para reemplazar una línea aérea que estaba avejentada. El viernes se trabajó seis horas para volver a conectar la línea aérea porque hasta anoche no se sabía dónde se había “pinchado” el conducto subterráneo. ¿Se pinchó un cable nuevo? Sí. Frente a esto, “no hay plan B”, dijo una fuente de EDET.

Nadie respondió de Transnoa. Sobre ella tiene jurisdicción el ente nacional ENRE, de modo que las cosas que pasan quedan sin culpables locales. Las mismas circunstancias se dan en el Gran Buenos Aires, donde las empresas distribuidoras culpan a la transportadora. Dicen que no se han hecho las inversiones necesarias para atender la demanda y el crecimiento poblacional e industrial.

Crecimiento y cortes

¿Cuánto crece eso? Un 4% anual. En los momentos de fuerte demanda o de crisis se aplican cortes rotativos (pedidos por Transnoa) y mientras tanto se anuncian obras de mantenimiento de la línea El Bracho-Cevil Pozo para duplicar la tensión. Pero la tarea no es fácil: en mayo se informó que había casas como parte de un loteo debajo de las líneas de alta tensión -algunas autorizadas por Catastro, según dijo el gerente de operación de Transnoa, Máximo Forns, que explicó que se había acudido a la Justicia por esa usurpación de terreno-. Ascárate añadió: “es un riesgo de vida”.

Por otra parte, desde hace meses el Gobierno provincial anuncia que está haciendo la gestión ante la Nación para hacerse cargo de la obra de El Bracho a Villa Quinteros. Obra que había sido anunciada como parte del plan energético nacional en 2023 por la entonces secretaria de Energía, Flavia Royón. Pero se cayó cuando asumió el Gobierno de Milei. ¿Obra nueva? No. La línea El Bracho-Villa Quinteros ya estaba anunciada en 2010 cuando se sancionó la Ley 8.342 que declaraba “el estado de emergencia del sistema eléctrico de transporte por distribución troncal en el ámbito provincial hasta el 30/05/2012, razón por lo cual su expansión constituye un objetivo prioritario y de interés del Estado Provincial”. ¿Por qué no se hizo?

Desde entonces se hablaba de quita de subsidios -en teoría se iban aplicando desde 2008 porque en Argentina había “la energía más barata de la región”-  y en esa época se unificaron en el Ersept los entes de control de la energía y del agua y se dejaron de hacer las audiencias públicas presenciales para suba de tarifas. Se recuerda que en el caso del gas hubo una sentencia judicial por un amparo colectivo -el fallo Cepis- que les dio la razón a los reclamos de que los usuarios debían participar en las audiencias por aumentos (art. 42 de la Constitución Nacional). Pero la situación sigue siendo incierta y la gente se da cuenta cuando le llegan con aumentos las boletas de luz y de agua.

La cuestión energética plantea interrogantes sobre el rol del Estado (del cual no quiere hacerse cargo el Gobierno nacional) y las privatizaciones que se hicieron en tiempos de Menem, que entregaron a los privados el manejo de los servicios pero dejaron en manos del Estado las grandes obras. ¿Por qué no se hicieron en Tucumán más centrales como El Bracho, como sí hizo Santiago del Estero en estas dos décadas? Aparentemente por que el Gobierno tucumano cree que alcanza con que Tucumán produzca energía de más, como dijo el gobernador Osvaldo Jaldo en varias oportunidades, aunque reconociendo que, por estar en el sistema interconectado nacional, si hay problemas en otra parte la provincia puede quedar sin luz.

Vana esperanza

Se espera que la obra El Bracho-Villa Quinteros ayude a mejorar la provisión de energía en el sur de la provincia y se está aplicando un plan d e contingencia que duplica las estaciones transformadoras. Quizá en algún momento se pueda trabajar con lo que se llama “energías distribuidas”, que permite que los usuarios puedan tener energías renovables (como paneles solares) e incorporarlas al sistema. La ley tucumana de adhesión a la ley nacional es de 2019 pero aún no fue reglamentada. ¿Servirá de algo? Mientras se dependa del país en el que faltan inversiones, aunque aumenten la tarifa habrá que prender velas, apantallarse y estar con el Jesús en la boca.