A los que tenemos la dicha y felicidad de tener nietos, santa bendición divina que Dios nos regala para que el último tramo de nuestras vidas no sea tan tétrico y criminal como los maltratos que nos están dando los gobernantes de turno, a los que en su tiempo y lugar les llegará su castigo. Dentro de esos regalos de mis siete nietos que uno conserva con tanto amor, siempre te dicen algo, como ese pequeño almohadón con la siguiente frase: “Solo una cosa supera a tenerte como padre... que eres el mejor abuelo”. Yo pregunto para los de nuestra edad, ¿cuál es el mejor gol del mundo? El de nuestro nieto, que luego de pasar a dos, la clavó en el ángulo. ¿Y el peor? El penal errado por otro nieto en la final del campeonato de semillitas. ¿Y el mejor bocado? Ese pedacito de “mila” que vas dejando para el último y cuándo estás abriendo la boca para hacerlo desaparecer, entra tu nieto y te lo pide; sin dudarlo se lo das. ¿Y el peor? Cuando entrás a la cocina y del paquete te comes las dos últimas galletitas y por atrás grita tu nieto: ¿quién se comió mis galletas? ¿Qué me contás si a tus nietos les toca izar la bandera; o ser la abanderada; o egresar con buenas calificaciones; o destacarse en algún deporte y por sobre todas las cosas ser buenas personas, buenos hijos y excelentes nietos? ¡Ya está todo, gracias Dios por tanto!.
Francisco Amable Díaz
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