Dos funcionarios despedidos por semana. Ese es el récord que ostenta Javier Milei en casi un año y dos meses de gestión presidencial. Y, a juzgar por la decisión que tomó, a fines de enero, con la expulsión de Ramiro Marra, uno de los más fervientes defensores de La Libertad Avanza, el jefe de Estado no aplica los sentimientos y las emociones ni brinda segundas oportunidades. Aplica la motosierra en sus decisiones, así como su hermana, la secretaria general de la Presidencia Karina Milei, usa la “guillotina” para descabezar a todo aquel que esté en contra de las ideas del Presidente, o lo contradiga.
Mariano de los Heros, hasta ayer conductor de la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses), puede dar fe de ello. “No tenía por qué hablar de un tema que no está en la agenda. ¿A título de qué? La agenda política la determino yo, no un funcionario de segundo orden”, explico Milei respecto de la decisión de echar a De los Heros por haber hablado acerca de la reforma previsional. Algo similar le sucedió a la economista Sonia Cavallo, que pagó los “platos rotos” por las críticas que su padre, el ex ministro de Economía Domingo Cavallo, lanzó acerca del modelo económico elegido por la actual administración libertaria.
Según el director de Zuban Córdoba y Asociados, Gustavo Córdoba, las conductas y las decisiones del Presidente desnudan una falta de recorrido previo a cuestiones que tienen que ver con la administración del poder. “Hoy cualquier cosa escala al máximo; no hay contención, grises ni puntos intermedios para contener una eventual crisis”, remarcó el analista en una charla con LA GACETA.
Córdoba acota que es difícil imaginar el tránsito de un equipo en el que necesariamente no piensa igual que Milei en todo. En otros términos, denota un problema de manejo de las relaciones humanas. "Hagamos un ejercicio; Milei propone ser su ministro, secretario o funcionario de otro rango, ¿cuánto tiempo puede subsistir esa persona sin desarrollar sus proyectos o programas, mucho menos dar a conocer su punto de vista?¿Estará dispuesta a someterse a un plan cerrado?”, plantea. “Todas estas situaciones blanquean también la falta de rodaje institucional que, a su vez, pueden marcar señales de deterioro a una velocidad mayor a las que muestran las encuestas de opinión pública”, subraya.
Para Julio Burdman, director de Isasi/Burdman Consultores Políticos, las acciones de Milei van en línea de lo que él quiere mostrar: un gobierno de tipo revolucionario, que se propone sentar las bases culturales e ideológicas y diferenciarse, así, del resto. “Lo demostró con el pedido de renuncia de Diana Mondino (votó a favor de Cuba en la ONU); de Marra (votó un presupuesto porteño con indexación impositiva) o la hija de Cavallo (por las críticas de Domingo Cavallo). Y, así, con tantos otros”, fundamenta.
El doctor en Ciencia Política puntualiza que estas conductas muestran ciertas similitudes con el kirchnerismo que, en sus años de poder político e institucional, también hicieron prevalecer lo ideológico. “Por eso, la lógica de Milei es mantener el purismo de la Libertad Avanza, diferenciándose del resto. Para este Gobierno, lo peor no está del otro lado, sino lo que está en el medio, como Juntos por el Cambio; estamos frente a una gestión que se aparta de las negociaciones formando alianzas”, explica. Claro está, advierte Burdman, que tiene dificultades cuando enfrenta a aliados como Maximiliano Pullaro en Santa Fe u Osvaldo Jaldo en Tucumán. De todos modos, completa el analista, “Milei tiende a polarizar, purgando a los funcionarios que piensan distinto y rehuyendo de eventuales alianzas electorales” de cara a los comicios de medio turno.
Aníbal Urios, director de DC Consultores, señala que Javier Milei es un Presidente que no deja de sorprender, al ser tan disruptivo. “Lo loco de todo esto es que, en cada cosa distinta, gran parte de la sociedad lo ve bien, sencillamente porque se cansó de la vieja política no le daba resultados”, indica el politólogo. Al mostrar esos resultados, “esa misma sociedad no se los festeja, pero tampoco se los cuestiona. Por lo tanto, los cambios que realiza son parte de una estructura que está en proceso de formación y, en ese sentido, Milei acomoda los melones para dar el salto porque está frente a otra etapa en la que debe armar una estructura propia, ganando las elecciones, finaliza.