Franco Colapinto estuvo cerca de asegurar un asiento titular en la Fórmula 1 para 2025, pero algunos accidentes en el tramo final de la temporada pasada enfriaron el interés de ciertos equipos. En comparación, Andrea Kimi Antonelli sí logró una butaca en Mercedes, una diferencia que el argentino atribuye a la falta de pruebas previas antes de su debut en la categoría.
“Si mirás la situación actual, todos los pilotos que llegan a la Fórmula 1 tienen miles de kilómetros de pruebas encima. Kimi hizo 10.000, yo solo 400”, explicó Colapinto, marcando una clara desigualdad en las oportunidades de preparación. Su ingreso a Williams en 2024, como reemplazo de Logan Sargeant a partir del Gran Premio de Italia, fue un desafío desde el inicio: sin ensayos previos, tuvo que adaptarse sobre la marcha y demostrar su talento en plena competencia.
A pesar de su rendimiento positivo, la llegada de Carlos Sainz a Williams cerró cualquier posibilidad de continuidad para el argentino en la escudería británica. Red Bull evaluó la posibilidad de ficharlo, considerando tanto su velocidad como el respaldo comercial que atrae desde Argentina. Sin embargo, los accidentes en São Paulo y Las Vegas influyeron en la decisión final de descartar su incorporación.
Frente a este panorama, Colapinto apostó por Alpine, una decisión que considera estratégica para su futuro en la F1. “Al final, Alpine era la mejor opción, la que me daba más oportunidades para un asiento en el futuro”, afirmó. Su llegada al equipo francés fue impulsada por Flavio Briatore, una figura clave en la historia del automovilismo. “Es un honor y un orgullo haber sido descubierto por Flavio. Él encontró a Michael Schumacher y Fernando Alonso, confía en su instinto y no se equivocó hasta ahora”, destacó el argentino.
Si bien Briatore no reveló planes concretos para Colapinto a corto plazo, se especula con la posibilidad de que pueda reemplazar a Jack Doohan en caso de que el rendimiento del australiano no convenza a Alpine. Mientras tanto, el argentino continúa trabajando para asegurarse un lugar definitivo en la grilla, convencido de que, con las oportunidades adecuadas, puede demostrar su verdadero potencial.