“Lars y la chica real”, película de 2007 estadounidense-canadiense dirigida por Craig Gillespie, se centra en la historia de Lars Lindstrom –interpretado por Ryan Gosling- un hombre temeroso y con tendencia a aislarse. Vive con Gus, su hermano mayor y Karin, su cuñada, recluido en un garaje. La resistencia de Lars a interactuar con otros preocupa a su familia, por lo que se sorprenden cuando éste les anuncia que ha conocido por internet a Bianca, una mujer misionera, de ascendencia brasilera y danesa, que está en silla de ruedas. Pero la verdadera sorpresa se la llevan cuando advierten que se trata de una muñeca comprada en una página para adultos. Consternados, lo convencen de llevar a Bianca a la médica familiar, también psicóloga. La doctora concluye que la paciente tiene un cuadro de “hipotensión”, por lo que necesita recibir semanalmente un “tratamiento” (una excusa para tratar a Lars). Les dice a Gus y Karin que el delirio de su hermano es la manifestación de un problema más profundo, sugiriéndoles que traten a la muñeca como si fuera una persona real (cosa que terminarán haciendo también los compañeros de trabajo de Lars y la gente del pueblo).
Probablemente al modesto Lars no le hubiera alcanzado para acceder a alguna de las robots humanoides ultra realistas creadas por la compañía RealBotix, cuyos precios oscilan entre los 99 mil y 190 mil dólares. En enero pasado la compañía presentó a “Melody”, su último lanzamiento, en el Consumer Electronics Show 2025, la feria tecnológica más importante a nivel global.
Concebida para mejorar la interacción social, con una avanzada inteligencia artificial, Melody se destaca por su capacidad para reconocer objetos, mantener contacto visual con los usuarios y adaptarse a diversos entornos. Desde Realbotix aseguraron que puede desempeñar funciones que van desde la educación hasta la investigación y el entretenimiento.
Sexualmente hablando: parejas alternativas“Aria”, otro modelo presentado en la feria, se caracteriza por la interacción conversacional y una expresión facial avanzada. “Realbotix, incluyéndome a mí, se centra en la inteligencia social, la personalización y las características humanas realistas diseñadas específicamente para el compañerismo y la intimidad”, afirmó la propia Aria en una entrevista.
Una de las cuestiones que más controversia ha generado es el uso de estos robots como compañía personal y con fines sexuales. Al respecto, si bien desde la empresa insisten en que sus diseños no están pensados con este objetivo, reconocen que pueden participar en conversaciones “de naturaleza más íntima”. Y aseguran que por lo mismo pueden ser efectivas para abordar la “asombrosa epidemia de soledad” que, según la Organización Mundial de la Salud, aqueja a cerca de una cuarta parte de la población mundial.