Fue un día de temperaturas agobiantes, llegás a tu casa y lo único que deseás es una ducha de agua fría que pueda quitarte el calor que te provoca malestar. Pero el día continúa y llega la noche y ahora toca un baño para quitarte la suciedad del resto de la jornada. Las múltiples duchas pueden librarte de las consecuencias del verano pero pueden representar ciertos riesgos para tu piel. 

Los peligros de ducharse escuchando música: ¿por qué no deberías hacerlo?

A pesar de su capacidad de alivianar la incomodidad provocada por las altas tempraturas de verano, una mayor continuidad en las duchas puede representar una amenaza para la piel. “En general, ducharse con más frecuencia puede provocar sequedad en la piel, ya que la ducha puede despojarla de sus aceites naturales”, afirma la Dra. Marisa Garshick, dermatóloga certificada en la ciudad de Nueva York.

Los riesgos de bañarse seguido en verano

Muchas personas se precupan por la sequedad en temporadas invernales, debido a los niveles bajos de humedad y los calefactores que tratan de revertir el frío de la habitación. Pero en los meses de verano también debemos cuidarnos del mismo riesgo. 

Ante la amenaza de resequedad que según Grashick "puede ser especialmente importante para quienes tienen piel seca o sensible, pero puede afectar a todos los tipos de piel”, es importante tener ciertas preocupaciones. La dermatóloga, junto con otros especialistas, detallaron al medio Well+Good las más importantes de ellas. 

Cómo tomar duchas veraniegas 

1. Mantener duchas breves

Por más increíble que pueda sentirse simplemente relajarse en la ducha, es mejor para tu piel que esté fresca. "Es importante mantener la duración de la ducha corta, aproximadamente de cinco a diez minutos para minimizar la exposición prolongada al agua que puede resecar la piel", dice Garshick.

2. Evitar el agua caliente

Este no debería ser demasiado difícil de seguir en verano, pero asegurate de no tomar duchas calientes que resecan más la piel que las duchas tibias o frías. La buena noticia es que los beneficios que ofrecen las duchas frías para tu piel van más allá de simplemente mantenerte fresco.

“Cuando el agua fría toca tu piel, el cuerpo aumenta el flujo sanguíneo para mantener la temperatura central y proteger los órganos vitales, mientras que restringe la circulación cerca de la piel”, dijo la dermatóloga certificada Michele Green, MD, al medio Well+Good. Además, el agua fría puede ayudar a aliviar la picazón, disminuir la inflamación y cerrar los poros, lo que hará que tu piel luzca más saludable en el momento en que salgas de la ducha.

3. Utilizar un limpiador suave

Aunque tu piel pueda sentirse muy sucia en un día caluroso, no necesitas usar un jabón fuerte para eliminar todo la transpiración y la suciedad. Debido a que el jabón tiene un pH más alto que el de tu piel, puede despojar a tu cutis de sus aceites y lípidos naturales y dejarlo seco e irritado.

4. Secar a toques

“Para ayudar a retener la mayor cantidad de humedad posible, es mejor secarse con toques en lugar de frotar con fuerza”, dice la doctora Garshick. También podrías evitar secarte con toalla por completo; simplemente poniéndote una bata de baño suave y dejando que absorba el exceso de agua.

5. Aplicar crema hidratante

Por último, asgeurate de hidratar tu piel nuevamente con una loción. “Es importante recordar hidratar la piel, incluso en los meses de verano, para ayudar a reforzar y retener la barrera de humedad", concluye la especialista.

Fuentes: Well and Good