Por Mario Flores
En la supremacía del mercado editorial rioplatense mainstream, el rol del librero se ha diluido entre las tendencias comerciales (en busca del best seller repetido) y la vidriera de cadena. Tanto el conocimiento de lo que se promociona y difunde, como la recomendación al lector, no se han perdido del todo sino que se reconfiguran en las librerías puertas adentro, emprendimientos de distribución de editoriales independientes que, casualmente, no llegan tan fácilmente a las librerías comerciales como las conocemos. Esta serie de diálogos busca conocer cuáles son las principales motivaciones de las libreras independientes y cuáles son las problemáticas que atraviesa el libro como producto u objeto de arte en la actualidad. Teniendo a Natalia Romero y “A cien metros de la orilla” como antecedente de uno de los primeros experimentos de esta clase (allá por el 2015), esta conversación con Andrea Antonela Trejo, que lleva adelante Eiti Leda Libros, un proyecto ya posicionado como uno de los stands más interesantes y actualizados de la feria del libro provincial en la capital salteña, nos ayuda a entender cuáles son esas otras alternativas para mover los libros y las lecturas.
¿Cómo y cuándo surgió Eiti-Leda como un proyecto de librería personal?
Como cualquier lectora, creo, siempre quise tener una librería propia. Siendo de Salta muchas veces se me dificultaba acceder a ciertos títulos y editoriales, sobre todo independientes, que lamentablemente no llegan a la provincia. La única forma era encargarlos, por lo general, de librerías (independientes) de Buenos Aires. El envío costaba más que los libros en sí. Ahí fue cuando se me ocurrió tener una librería propia, siempre con la idea de trabajar con editoriales independientes. A finales del año 2019 realicé la primera compra de libros, un pedido fue a la distribuidora La Coop, a quienes conocí en la Feria del Libro de Salta, y el segundo pedido fue a la editorial Odelia, que en ese momento era muy nuevita y estaba en auge y también se autogestionaba. Después llegó la pandemia y por varias cuestiones no pude seguir comprando libros. A mitad de ese año logré hacer un pedido más, y en agosto decidí arrancar con los cuarenta títulos que tenía.
En las librerías comerciales (privadas o de cadena) suele estar condicionado su stock por la moda o la publicidad, pero en tu caso hay una lectura y un interés por el material que movés, ¿cómo se crea un nexo entre vos como lectora y el público?
Mi idea siempre fue trabajar con editoriales independientes, y, creo yo, lo que diferencia a mi librería es la curaduría, la cual es totalmente subjetiva, ya que no tengo conocimientos ni estudios previos, leo porque es lo que amo y recomiendo los libros que me gustan o aquellos que son de mi interés y querría leer. Cada mes trato de leer por lo menos dos libros de mi catálogo, si bien podemos hablar de un libro sin haberlo leído, me resulta no sólo más fácil sino también más genuino recomendar y hablar sobre aquellos títulos o autores o autoras que ya leí. Los títulos más vendidos en la librería son aquellos que forman parte de mis favoritos y recomiendo insistentemente. Pero también me gusta pedir recomendaciones a los lectores que compran en mi librería, preguntarles si el libro que se llevaron anteriormente les gustó o no. Siempre que vendo un libro pido que después me cuenten qué tal les fue con la lectura. Tener feedback me parece que es lo más importante para fidelizar lectores/clientes. Cada vez que alguien me escribe preguntando por algún libro me presento, conozco el nombre de quienes pasan por la librería, sé qué libros compraron, cuáles les gustaron y cuáles no, y cuáles pueden interesarles.
La distribución en la industria editorial independiente ha sido siempre un aspecto de gran problemática: cómo hacer que los libros lleguen a los lectores. ¿Cuáles son las redes que se crean en diversos espacios como ferias, festivales además de las redes sociales?
Cuando voy a las Jornadas Profesionales de la Feria del Libro Buenos Aires, como librera, además de comprar me gusta tomarme el tiempo para hablar con los distribuidores, editores y gestores culturales, comentarles sobre mi proyecto personal y sobre la labor librera en general de nuestra provincia. En la Feria del Libro de Salta hago foco en captar nuevos clientes, teniendo en cuenta que mi librería es puertas adentro y mi “vidriera” es Instagram, en particular, busco llegar y hacer contacto con aquellos lectores que por primera vez escuchan de mi librería, ya sea por no usar redes sociales o porque simplemente no conocían mi proyecto.
¿Cuáles son los proyectos editoriales que considerás interesantes o que están armando un catálogo pensado?
Podría nombrar a Chai Editora, una editorial relativamente nueva que se dedica a descubrir y traducir narrativa contemporánea de todo el mundo, obras que hasta el momento no habían sido traducidas al castellano. El trabajo de traducción es impecable. Por otro lado tenemos a Empatía Editorial, que pone el foco en dar a conocer la literatura africana, y Hwarang Editorial, por su lado, nos acerca a la literatura coreana en particular. Respecto a la edición de poesía podría nombrar a Santos Locos (de las primeras editoriales que traje), trabajan con poetas contemporáneos, sobre todo argentinos, y Llantén Editorial que, si bien publican autores argentinos contemporáneos, también traducen y difunden poesía de muchos otros países. Y no puedo no nombrar a La Bestia Equilátera y Fiordo Editorial, considero que son editoriales independientes argentinas clásicas, cada una con una curaduría exquisita.
El rol del librero, que parece relativo en la actualidad, se revitaliza con una recomendación, una lectura compartida, un descubrimiento de una autora o un sello distinto, ¿qué otras experiencias rodean al libro como producto que puedan generar intercambios y diálogos?
Como mencioné anteriormente, siempre trato de leer por lo menos uno o dos títulos de mi catálogo al mes, lo cual me sirve mucho a la hora de las recomendaciones. Pedir también recomendaciones y que me cuenten su experiencia de lectura con determinado libro también ayuda a crear un vínculo. Por otro lado, tengo, junto a una amiga, un club de lectura, y además participo de otros dos. En el último tiempo aparecieron muchos clubes de lectura: hay para todos los gustos y considero que son el espacio ideal para generar intercambios y diálogos, acompañados de una merienda o picadita. Si en tu círculo no tenés con quién charlar de libros, o necesitas comentar urgentemente el último libro que leíste, un club de lectura es la respuesta.
Tres libros que gustes recomendar.
Mis favoritos de la librería son: Stoner, de John Williams (Fiordo Editorial, 1965). William Stoner, el protagonista, es enviado a la universidad para estudiar agronomía, pero pronto descubre su amor por la literatura inglesa, y decide convertirse en profesor. La enseñanza y la literatura se convierten en su sostén ante las adversidades que se presenten a lo largo de su vida.
Los años, de Annie Ernaux (Cabaret Voltaire, 2008). Ernaux ganó el Premio Nobel de Literatura en el año 2022 y es considerada la pionera de la autoficción. En esta novela, partiendo de fotos y recuerdos para iniciar cada capítulo, podemos sentir el paso de los años, desde la posguerra hasta la actualidad.
La pequeña batalla de los días, de Piedad Bonnett (Editorial Llantén, 2019). Poeta, novelista y dramaturga colombiana, esta es una antología de su obra hecha por ella misma. Les comparto un poema:
ORACIÓN
Para mis días pido,
Señor de los naufragios,
no agua para la sed, sino la sed,
no sueños
sino ganas de soñar.
Para las noches,
toda la oscuridad que sea necesaria
para ahogar mi propia oscuridad.
Sobre Eiti Leda Libros:
“¡Hola! Soy Anto. Eiti Leda es mi pequeña librería puertas adentro, dedicada a la ficción, no ficción y poesía. Trabajo con editoriales independientes nacionales y extranjeras (en su mayoría chilenas, mexicanas y españolas). El catálogo que van a encontrar es una curaduría hecha por mí con mucho amor y dedicación. ¡Los espero!”.
IG: @eitileda.libros