El segundo panel que se desarrolló en la Facultad de Derecho de la UBA en el marco de la conferencia “Lecciones del juicio Pelicot para la justicia: diálogo entre Francia y Argentina” tuvo momentos de mucha sensibilidad. Es que entre quienes expusieron estuvo una mujer, de 46 años, que relató el tormento que vivió durante más de tres décadas, durante las cuales fue abusada y denigrada por su pareja, hasta que decidió denunciarlo. “Tuve una vida llena de miedos y llantos, muchos me dicen que soy una sobreviviente, y a veces no se quien soy, hace tres años que descubro que me gusta y que no, que quiero y que no quiero”, relató Sabrina ante los presentes. “A los 16 años conocí a un hombre que de a poco se apoderó de mí, me dominó, me manipuló, me hizo sentir que no servía para nada. Me separó de mis amigas, de mi familia. Sufrí abusos y golpes, mucha violencia conmigo y con mis hijos. Se normalizó todo hasta que me cansé y lo denuncié”, relató, con voz entrecortada la mujer. El acusado, su esposo, había comenzado a obligarla a mantener relaciones con otros hombres, la filmaba y luego le mostraba los videos a los hijos. Su testimonio fue coronado con un cerrado aplauso de pie de quienes estaban en el auditorio.

De ese segundo panel, con el eje temático “Casos de violación con sumisión química”, participaron Stephane Babonneau y Antoine Camus (abogados de Gisèle Pelicot); Sandrine Josso (diputada francesa y portavoz de la ONG “M’endors Pas”); Soledad Garibaldi (Jueza de Cámara de Apelación y Garantías de Lomas de Zamora, Buenos Aires); y Alejandra Mángano (Fiscala Coordinadora de la Procuración de Trata y Explotación de Personas -Protex-). Al abrir el debate, Claudia Sbdar planteó que en casos como estos “el tema central es la prueba, después construimos argumentos jurídicos, pero los hechos y la prueba penal es lo que manda. Yo debo probar que no di el consentimiento, y nada más. Muchas veces las personas están paralizadas, y eso ya es no consentimiento. A veces, entiendo, no es suficiente la norma”.

El caso Pelicot y la importancia de la figura del consentimiento

Los abogados de Pelicot, por su parte, analizaron lo sucedido y dieron detalles de cómo se llegó al juicio. “Ella tenía un sentimiento de vergüenza, de culpabilidad, que atrapa a las víctimas, y debemos pensar como hacer para que las víctimas ya no tengan esos sentimientos. Por eso el resultado de todo esto tuvo dejos de victoria”, advirtieron Babonneau y Camus. “No era ella la que debía tener vergüenza, sino los que la habían agredido. Recibimos muchísimas cartas de mujeres que encontraron fuerza para denunciar, Gisèle encontró un sentido a lo que había sufrido. Ella está muy orgullosa de que este caso pueda ayudar”, dijeron. Luego alentaron justamente a las mujeres que puedan sentirse seguras y contenidas para poder denunciar, y que cuenten con el acompañamiento de la Justicia. Así lo pidió también la diputada Josso, quien no sólo abogó por los derechos de las mujeres, sino que además relató una experiencia personal de abuso sufrida dentro mismo del parlamento del cual es parte en Francia. En el mismo sentido transitó la exposición de Garibaldi, quien aseveró que las mujeres que denuncian se debaten entre la valentía y la vergüenza. “No es fácil exponer todo esto. Hay que ponerse en sus lugares. Los que somos parte de los poderes judiciales debemos ponernos en el lugar de la víctima. Debemos hacer una escucha eficaz y activa y hay que prestarle atención a la víctima cuando pide una pena, esa es la reparación que se está buscando”. Al respecto, la fiscala Magnano fue directa: “queremos que la vergüenza cambie de lado”.

Más participación

Al cierre, Julio Conte-Grand, abogado y procurador general de la Suprema Corte de Justicia de la Provincia de Buenos Aires, reclamó más participación de los tres poderes para enfrentar este tipo de situaciones, y se comprometió a seguir trabajando para erradicar la violencia de género. Y el embajador de Francia en Argentina, Romain Nadal, pidió educar a los hijos en el respeto a los demás. “No nos podemos dejar influenciar por discursos retrógrados”, dijo, para luego pedir que se siga investigando hasta las últimas consecuencias el crimen de las turistas francesas Cassandre Bouvier y Houria Momni, quienes fueron asesinadas el 29 de julio de 2011 en la Quebrada de San Lorenzo, en Salta.