Detrás de toda gran mujer, a veces hay un gran hombre, quien muy probablemente haya alcanzado su grandeza, gracias a la mujer con quien camina lado a lado; codo a codo. Es un dato estadístico irrebatible, le guste a quien le guste o le disguste a quien le disguste. Pero en una gran mayoría de casos y a pesar de estar la humanidad transitando la tercera década del Siglo XXI, hay mucho hombre miserable; mucho hombre temeroso; mucho hombre mediocre; mucho hombre cobarde e inseguro caminando con su disfraz de macho por oficinas, iglesias, reuniones y eventos; siempre por delante de su mujer, poniéndole un bozal, maquillando las marcas de las cadenas para que la hipocresía social pueda sostenerse, siempre persignada y bendecida, Amén. Cuando el hombre deje ser a la mujer seremos capaces de construir una sociedad mejor, con ellas como sus arquitectas. No por la imposición de un nuevo orden, sino simplemente por una condición natural en la visión que la mujer tiene sobre “el todo”. Otro será el horizonte de la humanidad cuando logre liberarse del patriarcado. No escapar de él, sino matarlo; pasarlo por encima; darle un entierro público y humillante, con todas sus mentirosas promesas y todas sus criminales verdades.

Javier Ernesto Guardia Bosñak

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