Leopoldo Luque volvió a estar en el centro de la escena. El neurocirujano, acusado de “homicidio simple con dolo eventual”, reapareció ayer en los Tribunales de San Isidro con una imagen completamente distinta: musculoso, sin barba y con un porte de fisicoculturista.

Aquel médico de perfil desprolijo, que en 2020 se desplazaba en moto y era la cara visible del equipo de salud del “Diez”, quedó en el pasado. Durante los últimos años, Luque bajó su exposición mediática, se enfocó en el gimnasio y transformó por completo su físico. Su llegada a la sede judicial con una camisa ajustada, corbata azul y un tupper con su comida especial dejó en claro que sigue un plan de entrenamiento y alimentación estricto.

ANTES Y DESPUÉS. En su llegada a los tribunales de San Isidro, el neurocirujano se mostró irreconocible.

El juicio recién comienza y su responsabilidad, al igual que la de los otros imputados, será analizada en profundidad. Sin embargo, su cambio físico generó tanto impacto como su rol en la causa. Mientras enfrenta la posibilidad de una condena, Luque exhibe una transformación que pocos esperaban ver.