Todos querían llegar hasta Elvira del Valle Leiva. La niña era requerida por vecinos del barrio y por “extranjeros” de otros vecindarios. A ella la buscaban a la espera de que los tocara, los sanara o simplemente los escuchara aunque sea por un segundo.
Elvira del valle Leiva se había convertido en un suceso popular en Tucumán. De otras provincias también se llegaban a verla o venerarla. La niña aseguraba haber sido testigo de la aparición de la imagen de Nuestra Señora María Auxiliadora en lo que en aquella época (enero y febrero de 1955) era Villa San Cayetano.
Recuerdos fotográficos: posando antes del partido