Mientras dormimos, el cuerpo lleva adelante múltiples funciones esenciales para el equilibrio del organismo, entre ellas la regulación de los niveles de glucosa en sangre. Sin embargo, ciertos comportamientos nocturnos que parecen inofensivos pueden interferir con ese delicado mecanismo y tener un impacto directo en la salud metabólica.
La mejor especia para reducir el azúcar en sangre, según especialistasRecientes estudios advierten sobre un hábito muy extendido, y muchas veces pasado por alto, que podría alterar los niveles de azúcar sin que la persona lo perciba. Aunque se lo suele considerar inofensivo o incluso relajante, este comportamiento puede contribuir a desajustes en la glucosa, especialmente en personas con predisposición a la resistencia a la insulina o diabetes tipo 2.
El hábito nocturno que dispara los niveles de azúcar en sangre sin que lo sepas
Cenar tarde o justo antes de ir a dormir, aunque pueda parecer una costumbre inocente —e incluso útil para evitar despertarse con hambre—, puede afectar negativamente el metabolismo. Este hábito puede generar picos de glucosa y dificultar la acción de la insulina, especialmente en personas con prediabetes o diabetes tipo 2.
Control de azúcar en sangre: ¿cuáles son los valores normales para evitar la diabetes?Durante la noche, el organismo entra en una fase de descanso y reparación. Si en ese momento se consume una comida abundante o rica en carbohidratos, el sistema digestivo se mantiene activo cuando debería estar en reposo, lo que interfiere con el ritmo circadiano. Este ciclo biológico, además de regular el sueño, también influye sobre las hormonas, incluida la insulina.
A su vez, diversos estudios indican que, en horas nocturnas, el cuerpo procesa los alimentos de manera más lenta e ineficiente. Como resultado, puede producirse hiperglucemia durante la noche o aumentos en los niveles de azúcar al despertar.
¿Qué alimentos desatan los niveles de azúcar en sangre?
Cenar platos cargados de pan blanco, arroz, pastas, papas, harinas refinadas, postres o gaseosas provoca un aumento acelerado del azúcar en sangre. Si esos alimentos no se compensan con movimiento físico después de ingerirlos, el exceso de glucosa permanece en el torrente sanguíneo por más tiempo de lo recomendable. Con el paso del tiempo, esta situación puede contribuir a la aparición de resistencia a la insulina.