Cuando los guías turísticos advierten que no se deben arrojar residuos al lugar de visita, no es para tomárselo a la ligera. Pero los turistas de un parque en Estados Unidos no tuvieron en cuenta la gravedad del asunto y desecharon una bolsa de papas fritas en el Parque Nacional De las Cavernas de Carlsbad en Nuevo México. Y este pequeño envoltorio logró alterar por completo el ecosistema.
Día de la Tierra: la importancia del sueloLa bolsa de papas fritas que cayó al suelo sembró el caos en el paisaje cárstico del Estado de Nuevo México. Según publicaron las autoridades del Parque desde su cuenta oficial en Facebook, este plástico de comida alteró gravemente el delicado ecosistema de una cueva.
Cómo una bolsa de papas fritas cambió el ecosistema
En el informe del seis de septiembre del año pasado los directivos denunciaron la severidad del hecho debido a que esta caverna está casi totalmente aislada del mundo exterior, por lo que introducir cualquier cosa extraña puede ser catastrófico.
“La cueva tiene entre un 90 % y un 100 % de humedad, por lo que las cosas se empapan con bastante rapidez”, explica Ashley Parsons, guía del parque. Los alimentos blandos atraen a los microbios, lo que favorece la aparición de moho. Pronto, los bichos, como grillos, arañas y murciélagos, se acercan para alimentarse y propagan la contaminación.
Una catástrofe en poco tiempo
Los guardaparques encontraron el paquete en cuatro o cinco horas. “Pero eso puede ser todo lo que se necesita”, dice Parsons. “Seguro que algunos grillos de las cavernas se dieron un bocado”.
Con más de 500 millones de personas que visitan los terrenos públicos estadounidenses cada año, hay innumerables oportunidades de dañar los parajes salvajes. “Es increíble”, comenta Dana Watts, directora ejecutiva del Leave No Trace Center de Colorado.
Las consecuencias de dejar rastro en lugares protegidos
Desde un artículo de National Geographic indican cuáles son las múltiples consecuencias de dejar residuos en un área protegida. Aunque las papas fritas desechadas se retiraron rápidamente de las Cavernas de Carlsbad, los restos de comida pueden tardar mucho tiempo en descomponerse, sobre todo en determinados entornos.
“Un corazón de manzana o una cáscara de banana tardan mucho más en descomponerse en un desierto que en un humedal o un bosque boreal”, explica Clara-Jane Blye, profesora adjunta de turismo sostenible en la Universidad de Utah y miembro de la junta directiva de Leave No Trace Canadá.
Dejar residuos introduce a los animales en una dieta antinatural y cambia su comportamiento con consecuencias a veces catastróficas. Cuando las aves o los peces confunden el plástico con comida, se les llena el estómago y no pueden comer. “Se mueren de hambre”, explica Blye.
Los residuos biológicos también son problemáticos. Las heces de perro introducen nuevos patógenos en el ecosistema y el rastro de este depredador molesta a las especies de ungulados, como ciervos y alces. Mientras, los excrementos humanos y el papel higiénico introducen e-coli en las fuentes de agua.