Jesús dijo a Pedro: “tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi iglesia”; es la Iglesia de Jesucristo, no la de Pedro, no la de Pablo, no la de Francisco, sino la de Jesucristo. Es él quien conduce a la Iglesia a través de instrumentos falibles, frágiles; sino fijémonos a quienes eligió el Señor, quienes eran los 12 Apóstoles...

Hombres como Pedro, que negó tres veces al Maestro y tres veces le dijo tú: lo sabes que te amo. Jesús lo confirma en la misión para que apaciente a sus ovejas. También Jesús le pidió a Pedro que, a pesar de ser zarandeado, confirme a sus hermanos en la fe.

Esa es la misión del sucesor de Pedro: confirmar en la fe a los hermanos y seguir edificando el Reino de Dios a través de la Iglesia de Jesucristo en la historia, a través de los tiempos.

Muchas veces tenemos una mirada demasiado humana respecto al cónclave que está por realizarse y la imaginación ha volado hasta en exitosas películas.

Los creyentes sabemos que es el Espíritu Santo quien ilumina a los cardenales para la elección del Papa, de aquel que prestará un servicio en la Iglesia, pero no desde las expectativas humanas sino desde las necesidades de Jesús. Por eso, la Iglesia se pone en oración.

El elegido de ahora, como todos los papas anteriores, aportará desde su realidad cultural, eclesial, geográfica, etcétera.

Hoy en día hay muchos cardenales de muy diversas naciones reunidos en el Vaticano; por ejemplo, Francisco aportó a la iglesia universal la cercanía, el afecto, el dolor la pobreza de la iglesia argentina y latinoamericana. Y otro podrá aportar a la iglesia universal su experiencia desde su propia realidad personal.

Yo, Carlos Sánchez, tengo la pena convicción desde la fe, que el Señor elegirá a quien lo representará como pastor universal.

El camino y el proceso que imprimió el papa Francisco durante sus 12 años es una continuidad del camino de la iglesia desde el Concilio Vaticano II con Juan XXIII, Pablo VI, Juan Pablo I, Juan Pablo II y Benedicto XVI, cada uno desde su carisma y servicio implementando el espíritu que tuvo ese encuentro.

Por eso esta iglesia sinodal que camina con todo el pueblo de Dios, escucha sus necesidades y le anuncia la alegría del evangelio para llegar a todos con el mensaje de la salvación, en diversidad de servicios de ministerios de vocaciones, hombres, mujeres, jóvenes, niños, todos evangelizadores cada uno desde su vocación y misión.