Pilotos privados, tutores de élite, mayordomos de protocolo británico, especialistas en maternidad, cuidadores de mascotas exóticas y profesores. No es el elenco de una serie de ficción ni una historia de época: son algunos de los perfiles que busca Nanny & Governess, la agencia internacional que fundó Alice Romero Drever, una joven nacida en Europa, pero criada en Yerba Buena y que conoce como pocas los códigos del lujo, la discreción y la excelencia. “Mi agencia no es sólo para niñeras –aclara Alice en diálogo con LA GACETA–. Yo fui niñera y maestra, pero hoy ofrezco un servicio más amplio. En mi sitio web tengo listados todos los puestos que cubro: desde chefs privados hasta gerentes de palacios, asistentes personales y jardineros. Todo lo que puedas encontrar en una casa, incluso en un palacio, lo puedo reclutar”.
Con base en Londres y una red activa en Reino Unido, Estados Unidos y Medio Oriente, su agencia ofrece personal doméstico de alto nivel para familias reales, celebridades y empresarios internacionales. Y todo comenzó, como muchas grandes historias, con una niña tucumana que soñaba en los veranos del club Azucena.
Infancia entre cerros
En Yerba Buena, las calles eran de tierra y las siestas, eternas. No había celulares, pero sí veranos en el club Azucena, juegos de mesa y tardes al sol. Así recuerda Alice su infancia, la misma que hoy, a los 39 años y con una agencia internacional a cuestas, siente como cimiento y brújula. “Nací en Guildford, Inglaterra. Mi mamá es uruguaya, de familia escocesa y alemana; y mi papá es tucumano. Vinimos a vivir a Tucumán cuando era chica, primero a San Miguel y después a Yerba Buena. Iba al colegio Fasta Ángel María Boisdron y no hablaba español, me costó mucho al principio pero hice amigas con las que aún me veo. Pasaba los veranos nadando, jugando al monopoly, vendiendo nísperos o revistas. Siempre soñé con crear algo”, cuenta.
Aquel entorno verde y activo dejó huellas. “Aprendí muchos deportes, danza, valores. Era una infancia sana y sencilla, con muchos sueños”, recuerda. “El colegio me enseñó a respetarme, a valorarme y a hacerme respetar. Todo eso sigue en mí”. Volver a Tucumán, dice, la conecta con su crecimiento. “Sólo acá me doy cuenta de hasta dónde llegué. Aunque todavía me queda camino por recorrer, volver me da perspectiva”.
Lujo “real”
La historia de Alice se expande cuando viaja a Dubái para trabajar como azafata. “Yo daba clases de inglés en Buenos Aires, pero en 2011 me mudé a Dubái para trabajar de azafata en Emirates, lo cual me cambió la vida. Quería ahorrar para grabar un disco. Estuve nueve meses, conocí el mundo, y supe que quería más aventura”, relata. En 2016 se instaló en Inglaterra. Primero enseñó en un colegio para niños con necesidades especiales. Luego, un reemplazo casual como niñera le abrió un nuevo universo. “Me encantó la experiencia. Me postulé online y encontré una vacante de verano en un megayate para una familia real de Medio Oriente. Me eligieron”. Fue un antes y un después. “Conviví con príncipes y princesas. Organizaba las actividades de los niños. Me trataron con calidez. Fue una de las mejores experiencias de mi vida. El primer día me buscó un chofer en un auto de lujo, me llevó a una de las propiedades reales. Sentí que estaba en una película”, rememora. Desde entonces trabajó con celebridades, empresarios y familias de altísimo perfil.
¿Qué aprendió de ese entorno? “Que los que están bien arriba suelen ser humildes y amables. Cuanto más alto, menos necesidad tienen de mostrarse. Es un privilegio trabajar con esas personas”. Alice nunca tomó trabajos que no podía manejar. “Sabía que no quería turnos de 24 horas. Me enfoqué en roles de institutriz o niñera escolar. La discreción es clave. No saco fotos a los niños. Respeto mucho la privacidad”. El intercambio cultural es, para ella, una fuente constante de aprendizaje. Estudia árabe y francés. “Siempre trato de ver lo positivo de otras culturas”.
Una agencia desde cero
En diciembre de 2024, después de renunciar a un nuevo trabajo con una familia real, decidió fundar Nanny & Governess. “Quería seguir en ese entorno sin sacrificar tiempo con mi familia. Estaba en México con mi novio y pensé: esto lo puedo hacer desde cualquier parte. También quería darles a otras personas la oportunidad de tener un trabajo increíble”, explica. Sin socios ni equipo, se formó sola: “Vi tutoriales de SEO, armé el sitio web, hago entrevistas, contratos, diseño los avisos. Uso muchas herramientas digitales. Todo lo hice yo”. Su experiencia le da una ventaja clara. “Sé lo que buscan las familias y también lo que necesitan los profesionales. Puedo detectar perfiles auténticos en una conversación. A veces los CV no reflejan el verdadero potencial de alguien”. Busca honestidad, compromiso y coherencia. “Hay personas que sólo piensan en el sueldo, pero yo quiero gente apasionada, que quiera encontrar una familia con la que realmente encaje. Mi servicio es personalizado, y por eso los clientes vuelven”.
Atrás de cada decisión, Alice se apoya en su intuición y en el conocimiento que le dio haber estado “del otro lado del mostrador”. “Fui niñera, maestra e institutriz. Por eso, cuando entrevisto a alguien, sé identificar si realmente le apasiona el trabajo o si está aplicando por aplicar. A veces los candidatos no saben ni para qué puesto los estás llamando. Yo busco personas comprometidas, con vocación, porque ese es el perfil que hace la diferencia en una casa”.
Proyección
Latinoamérica como horizonte
Aunque aún no tiene clientes en Argentina, Alice Romero Drever sueña con expandirse. “Quiero que mi agencia sea la número uno en toda Latinoamérica”, afirma. Ya comenzó a dar los primeros pasos con un curso online basado en el método Montessori –un enfoque pedagógico que promueve la autonomía, la exploración y el desarrollo integral del niño–, disponible en www.nannygoverness.co.uk “Una niñera formada en esta metodología tiene muchísimas puertas abiertas”, sostiene.
Ve un gran potencial en el mercado latinoamericano y también un cambio cultural necesario. “La educación en casa puede complementar y enriquecer lo que se aprende en la escuela. Una niñera inglesa o francesa que juega, canta y conversa con los chicos en otro idioma puede marcar una diferencia enorme”, explica. Su propia historia le confirmó que los límites están para ser desafiados por eso, al pensar en su recorrido y en todo lo que aprendió, no duda en compartir un mensaje con otras mujeres que sueñan desde el interior del país: “Sean valientes. Sueñen en grande. Todo se puede lograr”.