Carolina Lizárraga vivió en El Timbó una experiencia que, salvando las distancias, la hizo sentir como Franco Colapinto en la Fórmula 1. La joven de 28 años se impuso en la categoría Master 150 del Campeonato de Asfalto Federal (CAF) en su debut competitivo, ante un público que terminó ovacionándola. “Salvando las enormes dimensiones de lo que él vive”, aclaró entre risas.

La porteña, que llegó a Tucumán a los 9 años, quedó sorprendida por lo que generó. “Mi hermana me dijo que cuando bajé del karting la gente empezó a apoyarme, pero no escuchaba nada”, recordó. Fue un debut soñado que la llenó de energía. “Me sentí parte de eso que Franco generó. En un momento, luego de ganar, me levantaron la mano hacia la tribuna y automáticamente la gente hizo lo mismo. Todos levantaron las manos y ahí pensé: ‘guau, parece que fue una linda carrera’”, relató, aún emocionada.

La base de la conducción de los pilotos de la “Máxima” categoría, como Colapinto, comienza en escenarios similares al kartódromo de El Timbó. Allí, Carolina se enfrentó a rivales con experiencia y, sin embargo, se quedó con la victoria en una jornada que la sorprendió tanto como al resto. “Cuando llegué y supe que era una competencia nacional pensé ‘¿en qué me metí? Había dicho sí a ciegas, sin saber nada, pero ya no me podía volver para atrás. Realmente me enteré ahí de que era una fecha tan importante. Ahí me propuse aprovecharla”, explicó.

El karting apareció en su vida casi por casualidad. Todo empezó cuando acompañaba a su sobrino a la escuela de pilotos. “Empecé porque lo llevaba a él a la escuela de pilotos del kartódromo. Un día mi papá me preguntó si quería probar. Y ahí empecé. Siempre me gustó el automovilismo, pero el año pasado comencé a entrenarme”, contó.

La familia Lizárraga se acercó al automovilismo de forma recreativa, como tantos otros. Pero ese día todo cambió. Fabio, el papá de Carolina, tiene un pasado ligado a los fierros: fue mecánico en Buenos Aires, preparó autos de carrera y más tarde se volcó al comercio en Tucumán. “Fuimos a alquilar kartings. ‘Tomy’ (su sobrino) no llegaba a los pedales, pero lo mismo pudo. Ahí nos enteramos que había una escuela de pilotos”, recordó.

Tomás también debutó ese fin de semana y terminó en el quinto lugar de su categoría. “Salió hermoso el debut para toda la familia”, celebró Carolina. A su papá, lógicamente, el pecho se le había inflado de tanto orgullo. “Matías me decía que parecía que manejaba el kart hace años”, compartió la piloto. Matías es uno de los hermanos Rodríguez, dueños del kartódromo y referentes nacionales del asfalto junto con su hermano Martín.

El triunfo también fue especial porque durante la serie Carolina protagonizó un duelo memorable con Francisco Voss, y luego también con Marcos Katz en la final. “Francisco me tenía mal que me quería pasar y nos chocamos varias veces”, contó entre risas. Voss debió abandonar, y Carolina se quedó con la victoria. “Según escuché, fuimos la categoría que más espectáculo dio. Toda la tribuna tomó partido por mí… Mujer y debutante; todos estaban enloquecidos”, relató.

La adrenalina todavía la recorre, pero ahora el entusiasmo se convirtió en compromiso. “Voy tranquila”, aclaró. Ya piensa en entrenarse más, en prepararse físicamente, en familiarizarse con la indumentaria y el equipo. “El cansancio que tuve durante el fin de semana fue impresionante. Los brazos y las piernas sufrieron. Tengo todas las piernas golpeadas por los choques”, reveló.

Lizárraga valora las enseñanzas de la escuela para pilotos de El Timbó

Por eso, valora cada detalle del aprendizaje técnico que ofrece la escuela. “Antes no sabíamos a cuántos kilómetros por hora se frenaba, o a cuánto se aceleraba, o se perdía. Ahora tenemos cada detalle de las vueltas, eso ayudó mucho a los alumnos de la escuela”, destacó, y elogió el trabajo de Alexis Cariviano, estudiante de Ingeniería del Automotor que aplica lo aprendido para registrar y analizar los datos de cada piloto. Como Colapinto con Alpine, en El Timbó, también hay equipo.

Y si algo quedó claro es que este fue apenas el primer paso de un camino que Carolina no esperaba, pero ya hizo propio. “Si alguna mujer tenía dudas de empezar en una actividad como esta, que se anime. Empecé en mayo y ya me subí a un karting 150 con cambios. Se puede aprender en tres o cuatro meses y competir en mi primera carrera. Tuve este desempeño increíble”, alentó la debutante que sorprendió a todos y dejó su huella en El Timbó con una victoria que puede marcar el inicio de algo grande.