A medida que pasa el tiempo, nuestra capacidad de audición disminuye. Esto puede no ser un factor de alarma, más que una dificultad para escuchar música a un volumen bajo o depender de la cercanía física de una persona para poder escucharla. Pero las consecuencias son mayores. La ciencia demostró que esta afección auditiva puede incrementar los riesgos de padecer demencia.
Conversar también entrena el cerebro: los ejercicios recomendados por Harvard para no perder la memoriaLa pérdida auditiva va más allá de la dificultad para escuchar tu canción favorita: puede marcar una diferencia significativa en la calidad de vida general. La capacidad de audición disminuida provoca cambios en el funcionamiento de regiones específicas del cerebro, afectando a la estructura y función de áreas específicas responsables de la formación y recuperación de la memoria así como puede llevar al aislamiento social y la menor estimulación cognitiva lo que implica un mayor riesgo de demencia.
¿Cuál es el vínculo entre audición y demencia?
Varios estudios han vinculado la pérdida de audición con la demencia. Un estudio de 2020, citado por el sitio especializado Health, sugiere que la pérdida de audición representa aproximadamente el 9% de los casos de demencia a nivel mundial. Un estudio de 2023 sugiere que la pérdida de audición en la mediana edad es dos veces más probable que cualquier otro factor de riesgo único para causar demencia.
Pero, a diferencia de algunos factores de riesgo de demencia –como la edad avanzada y la genética– los expertos consideran que la pérdida de audición es un factor de riesgo manejable o tratable. Esto significa que, cuando se desarrolla la pérdida de audición, el diagnóstico y el tratamiento pueden ayudar a prevenir o al menos retrasar el inicio de la demencia.
¿Cómo afecta la pérdida de audición a nuestro cerebro?
Aislamiento social
La pérdida de audición puede impedirte interactuar fácilmente con otros, especialmente si el problema no se trata. Ser incapaz de participar en actividades que requieren una audición saludable para disfrutar puede llevar al aislamiento social.
El aislamiento puede resultar en una menor estimulación cognitiva. La interacción social significa aprender cosas nuevas, comunicarse, recordar memorias, concentrarse y otras funciones cerebrales. Sin esa interacción, esas funciones y habilidades se usan cada vez menos. Una investigación de 2023 sugiere que la reducción de la estimulación cognitiva resultante del aislamiento social es probablemente un contribuyente significativo a la demencia.
Atrofia cerebral
Las personas que experimentan pérdida de audición pueden tener un mayor riesgo de desarrollar atrofia cerebral (encogimiento) en regiones clave del cerebro.
El lóbulo temporal es una de esas regiones: está involucrado con la audición, el lenguaje y la memoria. Una posible explicación es que estas regiones suelen estar involucradas en el procesamiento de sonidos, por lo que sin esa estimulación, se encogen. Un estudio de 2020 sugiere que las personas con pérdida auditiva relacionada con la edad experimentan una pérdida acelerada del volumen cerebral en comparación con sus pares con audición típica o saludable.
Otros cambios cerebrales
Otra posible explicación de la conexión entre la pérdida auditiva y la demencia es que ciertas regiones del cerebro trabajan automáticamente más para comprender y procesar el lenguaje y otros sonidos cuando una persona no puede oír bien. Esta carga adicional puede desviar recursos de partes del cerebro involucradas en el aprendizaje, la concentración, el lenguaje y la memoria.
Consultar lo antes posible
La pérdida auditiva puede ser gradual, y es importante consultar a un médico de atención primaria o a un especialista en oído, nariz y garganta (otorrinolaringólogo) si se notan cambios. Los signos comunes incluyen pedir a la gente que hable más alto, dificultad para oír con ruido de fondo, habla o sonidos amortiguados, tinnitus (zumbido en los oídos) o subir el volumen de la radio/televisión.