Durante el tedeum que pronunció por el aniversario del Día de la Independencia, el arzobispo, Carlos Sánchez, reconoció públicamente a tucumanos que, desde el dolor o desde la entrega diaria, encarnan la esperanza. Estas son algunas de esas historias.
Jorge Díaz hace varios años que recorre las calles para ayudar a otros. Lo hace junto a sus hermanos. Con su teléfono registra los encuentros y los comparte a través de sus redes. Así, busca visibilizar historias de personas en situación de calle y necesidades urgentes. “La fuerza del corazón”, es su lema. También él fue nombrado por Sánchez en la homilía: “Jorge Díaz y sus hermanos, dan ayuda solidaria a tucumanos en marginación y pobreza”.
"Jackie" Soria: su lucha contra la discriminación, el reencuentro con la fe y su labor junto a las minorías sexuales“Estaba triste y me alegró el día esta noticia. Es muy lindo y me motiva a seguir”, dijo “Jorgito”, como lo llaman. Confiesa que no esperaba ese reconocimiento: “Esto es un impulso para seguir haciendo lo que hago. Me emociona que el arzobispo reconozca que hay mucha necesidad pero que también hay ayuda”.
“El honor es llevar a cabo esta tarea con la fundación que formamos con mis hermanos. Se llama ‘Somos de la Gente’ y empezó a estar operativa en febrero. La idea nació hace un año y se concretó en diciembre. Nuestro primer caso de ayuda fue en 2023 y creo que hemos podido asistir de diferentes formas a más de 200 personas”, cuenta.
“Es una gran aventura recorrer las calles con empatía todos los días. Espero que se despierte la solidaridad en otros tucumanos”, sostiene el joven.
En la escuela de Mala Mala también se construye la Patria todos los díasUna patria desde abajo
Las historias que el arzobispo eligió visibilizar el 9 de Julio no estuvieron ligadas a figuras de poder ni a logros económicos. Apuntaron a personas que, desde el anonimato, reconstruyen vínculos, reparan heridas, educan, cuidan, ofrecen tiempo y presencia. Una patria que no se celebra sólo en los actos, sino que se construye en la calle, en la montaña, en los hospitales, en las cárceles, en los camarines, en las redes y en la fe. Una patria que -como recordó Sánchez- necesita no perder la alegría ni la esperanza.