En el Hospital Avellaneda, el quirófano ya no es sinónimo de miedo para los más pequeños. Gracias a una innovadora propuesta, los niños que deben ser operados llegan a la sala de cirugía a bordo de un autito de juguete, en un trayecto que convierte el temor en alegría y serenidad.
“El autito los lleva hasta el quirófano, lo que mejora la calidad y seguridad del paciente, pero también transforma la experiencia: lo que podría ser un momento traumático, se vuelve un juego. Además, esta unidad permite que los niños se recuperen completamente, con un seguimiento cercano del equipo de salud”, afirmó el ministro Luis Medina Ruiz.
La URPA es un área independiente dentro del hospital, con condiciones de asepsia y personal especialmente entrenado para el trato con niños. Allí, los pacientes son monitoreados antes y después de ser operados. El equipo está compuesto por enfermeros, agentes de traslado, una pediatra y un grupo multidisciplinario que garantiza una atención integral.
Alba Pieroni, directora del hospital, habló sobre la importancia regional del servicio: “El Hospital Avellaneda no solo es un referente provincial, sino también para otras provincias como Santiago del Estero. Atendemos casos complejos de ortopedia y neuroortopedia, y contamos con un equipo profesional altamente calificado”.
Por su parte, la doctora Sabrina Campero, traumatóloga y ortopedista infantil a cargo de la URPA Pediátrica, explicó que el espacio fue pensado para responder a las necesidades emocionales y médicas de los niños: “Es una sala libre de infecciones, equipada con juguetes didácticos, televisión y personal capacitado. El objetivo es reducir el estrés de los pacientes y sus familias, haciendo que el proceso quirúrgico sea más humano”.
Un ejemplo de la efectividad del sistema es el caso de Valentino, un niño de ocho años que regresó al hospital para una cirugía de extracción de clavos tras una fractura de fémur. Su madre, Silvina, compartió emocionada su experiencia. “Mi hijo estaba feliz con los juegos y la televisión, por momentos se olvidó que iba a ser operado. Fue una gran contención para él y para mí”.