Walter Dubei y Alejandro Elizondo, son dos amigos mendocinos que ya hicieron del Trasmontaña una costumbre. “Todos los años venimos, entrenamos duro. Es la quinta vez que participamos juntos y la verdad que el nuevo trazado estuvo tremendo, durísimo, con muchas subidas, pero muy lindo”, contaron con orgullo al cruzar la meta. Para afrontar el desafío, ambos se prepararon con meses de anticipación.
“Venimos entrenando desde hace seis meses. Allá no tenemos tanto desnivel, así que hay que exigirse mucho más para estar a la altura del circuito tucumano”, explicó Walter. Más allá del esfuerzo físico, coincidieron en que lo más complicado no es la logística del viaje, sino la constancia en el entrenamiento: “Venir hasta aquí es lo de menos. Lo difícil es prepararse todos los días para poder rendir en la montaña”.
El resultado fue positivo: completaron la carrera satisfechos y, como manda la tradición, el cierre estaba reservado para la mesa compartida. “Ahora nos vamos a un asado”, adelantaron entre risas, celebrando que el Trasmontaña es tanto deporte como amistad.