El empate en Floresta le recordó a San Martín que en la recta final del torneo no hay espacio para tropiezos. La igualdad sin goles frente a All Boys dejó sabor amargo, pero no alcanzó a borrar la convicción de un plantel que insiste en mirar hacia arriba. Con seis fechas por delante, el “Santo” todavía sueña con el primer puesto de la Zona A de la Primera Nacional y la posibilidad de disputar la final por el ascenso directo.

El camino no es sencillo. Deportivo Madryn, líder con 50 unidades, estira una racha invicta de 15 partidos que lo volvió sólido y confiable. Atlanta, con 47, se mantiene como escolta pese a sus altibajos. San Martín suma 44, a seis del puntero, y sabe que cada punto perdido en adelante puede significar la despedida de la pelea. Sin embargo, lejos de bajar los brazos, en el vestuario se instaló la certeza de que la esperanza está intacta.

El calendario marca seis compromisos por delante y 18 puntos en juego. La matemática todavía da y en un torneo tan cambiante, en el que cualquiera puede tropezar, el grupo mantiene la fe. “Todos los equipos tienen mesetas, rachas positivas y negativas. Este grupo tiene personalidad y jerarquía, damos lucha”, expresó Matías García, referente del mediocampo.

La receta, a esta altura, parece simple, y consiste en hacerse fuerte en La Ciudadela y robar puntos fuera de casa. Tres de los duelos restantes serán en Tucumán, con Arsenal como próximo visitante. Ahí está la primera obligación: ganar en casa para no resignar más terreno.

El empate ante All Boys dejó bronca, pero también lecturas positivas. “Nos vamos con la sensación de que podríamos haber ganado, pero conformes con la entrega del equipo”, dijo Juan Cuevas, una de las cartas de ataque en el mediocampo. Su mirada se centra en lo que viene. “Todavía tenemos chances de pelear esa final, estamos convencidos de eso. Tenemos que pensar en nosotros y en sumar de a tres”, afirmó.

García, en la misma línea, buscó dar calma. “No necesitábamos imperiosamente los tres puntos, lo importante es sumar. Hace mucho no lo hacíamos de visitante. Ahora en Ciudadela no podemos dejar pasar más puntos”, sostuvo.

El central Juan Orellana también resaltó lo positivo. “Nos vamos contentos con el juego, pero queríamos los tres puntos. Nos faltó el gol nada más”, expresó. En un torneo en el cual cada detalle pesa, la actitud aparece como bandera. Cuevas lo resumió con claridad. “Cuando se juega como jugamos y se generan situaciones, hay que quedarse tranquilos. Lo que nos tiene que conformar es la entrega”, señaló.

El entrenador, Mariano Campodónico, sabe que el tiempo apremia pero también que su equipo aún tiene con qué dar pelea. “Seguiremos trabajando sobre todo en los últimos 20 metros, en la definición. Nosotros siempre vamos a buscar los tres puntos”, afirmó.

El DT insistió en que el “Santo” debe hacerse fuerte en casa. “Tenemos que ganar los tres partidos que quedan de local y tratar de meter uno o dos de visitante. El equipo hizo todo para intentar ganar en Floresta, ahora hay que seguir”, dijo.

Su mensaje también estuvo dirigido al hincha, que pide resultados inmediatos. “Que se quede tranquilo, siempre vamos a buscar los tres puntos. Volvemos con amargura de llevar uno solo, pero sirve”, remarcó.

Arsenal será el próximo desafío en La Ciudadela. Un equipo necesitado, que pelea por escapar del fondo, pero que puede complicar si San Martín no logra imponer condiciones desde el inicio. Para el “Santo” no hay más margen de especulación y ganar es la única opción.

La analogía más clara la da la propia tabla. San Martín corre una carrera en la que el puntero parece haberse escapado, pero mientras haya metros por delante, la esperanza no se extingue. El objetivo es sostener el ritmo, no tropezar y esperar que en el sprint final los de arriba miren hacia atrás.

En este escenario, cada partido se transforma en una final. Así lo sienten los jugadores, así lo vive el cuerpo técnico y así lo exige una camiseta que no tolera resignaciones prematuras. “San Martín está para competir y pelear hasta el final”, concluyó Campodónico.

La ilusión sigue viva. Y mientras la cuenta matemática se mantenga abierta, el “Santo” seguirá soñando con llegar a lo más alto.