El streaming en vivo desde el fondo del mar argentino, impulsado por el Conicet, generó una repercusión inesperada. Valeria Teso, doctora en Ciencias Biológicas e investigadora del organismo científico; y Leonel Pacheco, doctor en Ciencias Naturales y becario posdoctoral, fueron parte del equipo que operó a bordo del buque y compartió imágenes inéditas de los ecosistemas submarinos con todo el mundo.

“Fue hermoso lograr transmitir nuestra pasión y que la vieran en vivo con nosotros, sobre todo los chicos”, destacó Teso a LA GACETA. Su compañero coincidió: “no esperábamos que llegara a tanta gente, explotó en redes y la gente se maravilló”.

Ambos formaron parte de la campaña Talud 4, que utilizó un robot submarino (ROV) para explorar el cañón de Mar del Plata. Mientras Teso se encargaba de dirigir operaciones y clasificar muestras, Pacheco registraba cada hallazgo en sistemas digitales que hoy constituyen más de 220 horas de video y datos por procesar.

Los investigadores resaltaron que el trabajo va mucho más allá de la transmisión. “No es solo ver el organismo, sino también dónde está, qué tiene alrededor, la temperatura, el oxígeno. Todo eso ayuda a entender mejor la biodiversidad”, explicaron en LG Play.

CON “COLITA”. A la estrella de mar la bautizaron, con humor, “Patricio”.

La campaña permitió aproximar que entre 40 y 50 especies nuevas podrían haber sido recolectadas. Teso, especialista en caracoles marinos, reveló que pudo ver en su hábitat natural a tres especies que había descrito previamente a partir de muestras. Pacheco, por su parte, se maravilló con la observación de bivalvos de gran tamaño.

Además del registro biológico, se tomaron muestras para analizar la presencia de microplásticos y residuos en la zona. “Encontramos basura con inscripciones de otros países y líneas de pesca, probablemente de barcos en actividad”, señalaron.

El interés social fue uno de los puntos más destacados para ambos científicos. “Lo lindo es que muchos niños ahora saben lo que es un gusano marino o una estrella de mar. Eso abre la puerta a que más chicos se interesen por la ciencia”, dijo Teso. Y Pacheco añadió: “incluso amigos y familiares que no entendían bien a qué me dedicaba, ahora lo vieron claro. Descubrieron por qué nos apasiona tanto la biodiversidad”.

Respecto a la importancia del trabajo, Teso aclaró que “no se puede conservar lo que no se conoce. Esta expedición nos permite asociar los organismos a su ambiente y pensar en áreas marinas protegidas”.

El desafío ahora será continuar con el análisis de las muestras y comparar los hallazgos con otras regiones del país y del continente.