La responsabilidad de que los candidatos que llegan a la Judicatura tengan cada vez más acercamientos con los ciudadanos es, en parte, trabajo de la Escuela Judicial del Consejo Asesor de la Magistratura de Tucumán que, entre otros objetivos, forma a los aspirantes. La jura de siete nuevos magistrados, ocurrida el martes en el Palacio de Tribunales, fue una oportunidad para conocer qué se hace en esa institución. Según su directora, la ex decana de Derecho Adela Seguí, los jueces no pueden estar alejados de la realidad de la sociedad. Este fue el diálogo:
¿Qué trabajo se está haciendo actualmente en la Escuela Judicial?
Nos enfocamos en consolidar la enseñanza por competencias, superando la tradición universitaria enciclopédica y memorística que relegó la enseñanza en saber hacer a un lugar subalterno. Cambiar esa cultura es difícil, pero constituye el mayor valor de la Escuela: haber asumido ese desafío y estar logrando resultados. Impulsamos una reforma del plan y el trabajo con los profesores para seleccionar claramente las competencias transversales y el trabajo pedagógico para garantizar su adquisición. Esa es hoy nuestra tarea diaria y el motivo por el que la formación de la Escuela y nuestros profesores son tan valorados.
¿Qué proyectos se tienen?
Recientemente creamos un área de Publicaciones con varias líneas editoriales; la primera publicación estará vinculada a las Jornadas del Código, incluyendo trabajos de expositores y comentarios de fallos elaborados por asistentes al Curso de la Escuela y Curso de posgrado con la San Pablo T (que nos dió un gran apoyo) del que las Jornadas formaron parte. Además, hemos aprobado para abril próximo unas “Jornadas sobre la implementación del Código en el Derecho vivo de los tribunales”, en homenaje a Aída Kemelmajer de Carlucci, de alcance regional (NOA). La Escuela continuará enseñando, investigando y difundiendo la práctica de los jueces, muchas veces de vanguardia y poco conocida. Y avanzará en la construcción de proyectos con universidades conservando su perfil de formación en competencias para la magistratura.
¿Qué mirada tiene sobre las vacantes en el Poder Judicial y cuánto incide en el trabajo diario de los jueces?
El CAM ha cumplido su misión: en 2024, bajo la presidencia de Daniel Posse, se enviaron 40 ternas al Poder Ejecutivo. Puede haber factores presupuestarios que retrasen designaciones, pero debe destacarse el esfuerzo de los magistrados que cubren vacantes y la gestión de la Corte, que ha modernizado notablemente el trabajo de los tribunales, reconocida expresamente incluso por Ricardo Lorenzetti.
¿En qué se hace más hincapié en la formación de los aspirantes a magistrados y funcionarios?
La competencia principal es que puedan dar la mejor solución de justicia en un caso concreto, garantizando derechos. Para eso no basta conocer leyes: son imprescindibles habilidades procedimentales y actitudinales. La formación asegura que dominen técnicas argumentativas, apliquen principios y valores, hagan control de constitucionalidad y convencionalidad, sepan del impacto social de sus decisiones, privilegien el compromiso ético, comuniquen con claridad y sean versátiles en un mundo complejo de conflictos complejos.
¿Cuál es el rol de la Escuela Judicial en la comunidad?
Su rol es importantísimo y su responsabilidad enorme y no sé si se dimensiona exactamente. Formar a las personas que van a estar encargadas de resolver los conflictos entre la gente, de garantizar el acceso y el goce de sus derechos, de asegurar la paz social. Así como los jueces, en el cumplimiento de su misión no pueden estar alejados de la realidad social, la institución encargada de formarlos tampoco puede estarlo. Por el contrario, debe estar totalmente inserta y en diálogo con las instituciones vinculadas al quehacer jurídico: con la Corte Suprema, con los jueces, debe conocer las necesidades de los beneficiarios del servicio de justicia, estar en contacto con los otros poderes del Estado para conocer la realidad social e institucional de la provincia, con los colegios profesionales, con las universidades y los profesores que enseñan Derecho antes de que los alumnos lleguen a la Escuela, e incluso con las organizaciones de la sociedad civil que se ocupan de temas relacionados a la justicia. Debe conocer los problemas reales de la sociedad y sus instituciones. Esa inserción no puede ser decorativa: no se trata de firmar convenios ni de hacer visitas de cortesía, sino de arremangarse en un diálogo real y sostenido. La Escuela necesita estar en contacto con la sociedad y con las instituciones, porque no es posible formar a quienes van a resolver los conflictos de la ciudadanía sin conocer los problemas que atraviesa la gente y las instituciones, cómo intentan resolverlos y qué dificultades enfrentan. Hoy todavía falta una cultura de diálogo interinstitucional: muchas veces se replican esfuerzos, cada uno trabaja parcialmente o con miradas sesgadas propias de cada espacio, cuando en verdad las soluciones serían más efectivas si se construyeran de manera conjunta. En ese camino estamos y agradecemos a las instituciones que demostraron estar abiertas a ese diálogo.
¿Qué balance se hizo de las Jornadas por los 10 años del Código Civil y Comercial que ustedes organizaron?
Las Jornadas superaron cualquier expectativa: 800 asistentes durante tres días reflejan la trascendencia del Código, su impacto en la vida cotidiana, el reconocimiento de derechos y la renovación institucional que trajo consigo. Funcionaron como un verdadero espacio de encuentro interinstitucional entre jueces, aspirantes a jueces, académicos, profesionales y estudiantes, generando la demanda de continuar trabajando en esta línea. El compromiso de la Corte Suprema fue fundamental. También el de la Legislatura, el PE, la Asociación de Magistrados, las universidades (Facultad de Derecho, Universidad San Pablo T), los Colegios de Abogados y la Caja previsional fue decisivo. La respuesta masiva a una iniciativa de la Escuela confirma su credibilidad en la formación de conocimiento y competencias para la función judicial. Los profesores visitantes destacaron la presencia del Presidente y los Vocales de la Corte en el desarrollo de las Jornadas, lo que es algo poco frecuente.