El anuncio sobre el futuro de Franco Colapinto en la Fórmula 1 se acerca y cada fin de semana suma elementos para la decisión de Alpine. En Singapur, pese a su frustración por el rendimiento del A525, el argentino volvió a destacarse. Terminó 16° pero superó otra vez a Pierre Gasly y mostró que puede exprimir un auto que hoy es de los más flojos del pelotón. Esos detalles son los que lo mantienen en carrera para asegurarse la butaca de 2026.

El equipo de Enstone había marcado dos carreras como determinantes para evaluar su continuidad. La primera ya está cumplida: en Marina Bay Colapinto quedó adelante de Gasly por cuarta vez en las últimas cinco clasificaciones y, en la largada del domingo, ganó tres posiciones con maniobras al límite sobre Gabriel Bortoleto, Lance Stroll y Yuki Tsunoda. Apostó por una estrategia de una sola parada (gomas blandas de inicio y medias hasta el final) que le permitió mantener el ritmo hasta que la degradación de los neumáticos lo condicionó en las últimas vueltas.

Las sensaciones del piloto pilarense quedaron claras en su diálogo con la prensa. “Una carrera muy frustrante. Le pongo mucha garra, pero no sale nada y vamos muy despacio”, dijo. En Instagram, reforzó el mensaje. “Otro día difícil, dando todo siempre, pero las cosas no salen. A seguir empujando siempre, ya vendrá alguna buena”, escribió.

La estadística que lo avala

Más allá del resultado final, el rendimiento interno es uno de los argumentos más fuertes a favor de Colapinto. En su primera temporada completa, con apenas 21 Grandes Premios, le pelea de igual a igual a un Gasly con 171 carreras en la máxima categoría y tres años de experiencia con el mismo auto. El balance interno marca un 7-5 a favor del francés tanto en clasificación como en carrera, pero el contexto transforma ese número en una señal de paridad inesperada para Alpine.

Gasly había superado con claridad a compañeros como Daniil Kvyat (19-7 en clasificación), Brendon Hartley (15-9), Tsunoda (33-11) y Esteban Ocon (25-20), pero ahora enfrenta a un rival que en meses logró ponerse a su nivel. Para un equipo que busca reconstruirse en medio de un año complicado, esa evolución constante y la madurez del argentino son de las pocas buenas noticias de la temporada.

Colapinto ya demostró resiliencia ante fallas mecánicas, errores de estrategia y accidentes propios en circuitos exigentes como Imola, Silverstone y Bakú. Asimiló el “carrera a carrera” que le impuso Alpine sin cuestionar públicamente al equipo y mantuvo el equilibrio en la interna. Esa fortaleza mental recuerda las épocas en las que llegaba “crudo” a las categorías promocionales por falta de presupuesto, o cuando ganó en Fórmula 3 tras operarse la clavícula.

Con seis fechas para el cierre del campeonato, la próxima cita en Austin (19 de octubre) podría ser decisiva para confirmar su continuidad.

Cada vuelta que da el pilarense en pista expone la urgencia de Alpine por hacer público un anuncio que se da por descontado: Franco Colapinto llegó para quedarse en la Fórmula 1.