El último paso antes de las urnas expuso el pulso que tuvo toda la campaña. A una semana de las elecciones nacionales, las tres fuerzas que se perfilan con posibilidades de obtener al menos una de las cuatro bancas de la Cámara de Diputados en juego evidenciaron sus estrategias y prioridades y, en ellas, manifestaron también sus debilidades y temores.
El Frente Tucumán Primero, que reúne al peronismo oficialista provincial más el antimileísta, llega con una aparente ventaja numérica y territorial, pero también con varias señales que dan cuenta del reacomodamiento interno que se viene trasluciendo desde el inicio.
Las encuestas que encargó la Casa de Gobierno le muestran un panorama ampliamente favorable desde hace algunos meses y los números sobre los que edificaron sus planes se mantienen. Cultores de las mediciones, la dirigencia se envalentona con la posibilidad de lograr tres escaños. El propio gobernador (de licencia) y cabeza de lista, Osvaldo Jaldo, lo expresó en el acto por el Día de la Lealtad.
La Libertad Avanza (LLA) cimentó la nacionalización de su discurso, al diferenciarse del kirchnerismo, y selló su táctica con la visita de Javier Milei, a la espera de que la presencia de su máximo líder les brinde un envión antes del desenlace. En la fuerza dan por sentado que podrán sentar a su primer postulante, Federico Pelli, en la Cámara baja y convertirlo en el primer diputado por Tucumán electo puramente por LLA.
El mercado se tiñe de verde en la previa a las eleccionesEn Unidos por Tucumán, que condensa a una porción mayoritaria del radicalismo y a los legisladores del ex alfarismo, sacaron las últimas cartas, recorriendo el territorio que le es de interés y tratando de polarizar con el PJ, con la acción que lleva el slogan “(Roberto) Sánchez o Jaldo”.
Consideran que será una empresa ardua, pero confían en que el concepcionense podrá renovar su puesto.
Dos actos, ¿dos lealtades?
El final de la campaña del PJ no fue distinto al desarrollo. De hecho, le puso la frutilla a la división subterránea del peronismo tucumano. Jaldo y los candidatos encabezaron el acto central en Ranchillos. Manzur tuvo una reunión, a la misma hora, con la militancia del MUP, que encabeza Luis Romano. Estuvo asimismo acompañado por el espacio de los hermanos Pablo y Gabriel Yedlin, diputado nacional y legislador provincial, respectivamente.
Por más que en algunos momentos proselitistas, Jaldo y Manzur estuvieron juntos, el vínculo entre ambas líneas internas nunca se consolidó. Jaldo y Manzur, ambos candidatos, vivieron dos contiendas preelectorales por separado.
Las figuras del pejota saben y reconocen que la unidad fue una herramienta transitoria, para no llegar divididos a la contienda cuando las encuestas reflejaban que podrían llegar a perder contra LLA.
Jaldo preparó el acontecimiento de la Lealtad como “bienvenida” simbólica y de demostración de poder para el Presidente. Vaticinó el triunfo y puso el número del que viene hablando el peronismo: tres. Está apoyado en las encuestas que recibió esta semana de dos consultoras nacionales: el Frente se mantendría arriba de los 50 puntos, LLA habría sumado unos más y llegaría a los 23 y Unidos por Tucumán habría bajado a 13 o 14.
De todas maneras, en los pasillos del poder esperan medir el impacto del paso de Milei por estas tierras. Entienden, sin embargo, que un eventual crecimiento de LLA no sería en detrimento de los votos propios.
¿Qué pasó con la actividad paralela del senador? En el jaldismo estaban al tanto, pero no terminan de entender el sentido. De hecho, renegaron durante toda la campaña de la agenda aparte que planteó.
En el entorno de Manzur consignaron que pidió él mismo que se hiciera ese acto, con poca anticipación, y que habría considerado que era pertinente hacerlo en Yerba Buena, que es el municipio en el que Milei centraría sus acciones. Como contrapartida, sus dirigentes aseguran que nunca le dieron protagonismo en las acciones oficiales de la campaña y que por eso tuvieron que buscar su propio camino.
A priori, los objetivos generales del actual y del ex gobernador son diametralmente opuestos. Si bien ambos necesitan un triunfo electoral, los requieren por motivos que van por carriles distintos. Jaldo quiere consolidar su liderazgo como jefe político en el espacio y su gestión institucional en un contexto complejo para las provincias. Con los resultados, debe replantear la convivencia con la Rosada para lo que sigue, que serán dos años más de trabajo con un Gobierno de otro signo político. Probablemente seguirá apostando al diálogo, en pos de conseguir recursos, como hizo en la primera etapa. También está el pequeño detalle de la proyección que puede tener para las provinciales del 2027.
Elecciones 2025: cómo consultar el padrón electoral y dónde votar en TucumánMientras esto sucede, Jaldo sigue metido de lleno en la campaña hasta que se reintegre a sus funciones, el lunes 27. Esta semana lo encontrará en acciones en municipios del Oeste, sección electoral que quieren reforzar. Por dos aspectos. Primero, por las municipales en Alberdi, porque en el Ejecutivo tienen números de que también se impondría su candidato Bruno Romano en la intendencia. Segundo, por Yerba Buena y Concepción, que suelen no ser del todo amables con el peronismo y donde tienen su fortaleza Sánchez y LLA.
Manzur, en cambio, desea afirmarse como una de las figuras de la mesa chica del peronismo nacional, con la expectativa de que el movimiento recupere el poder central. Entiende, dicen quienes hablan con él, que fue un artífice medular de la unidad en el PJ local y que esta es una presea valiosa para llevar a Buenos Aires. No pierde la ilusión de integrar una fórmula nacional dentro de dos años ¿Y una fórmula provincial? Los que más lo conocen dicen que de ninguna manera volvería a competir en estas tierras. Otros referentes más periféricos están convencidos de que quiere pelear otra vez en esta jurisdicción. Esta versión le adjudica la intención de ir por la vicegobernación que no pudo obtener en 2023.
La apuesta libertaria
LLA está efervescente por estas horas tras la incursión de Milei. Evalúan que la visita tendrá un efecto en las urnas y ya hablan de un 2-2: dos bancas para el peronismo y dos propias. La idea es que no sólo Pelli pueda estar en el Congreso sino también Soledad Molinuevo.
El armado que llevó adelante el ministro del Interior, Lisandro Catalán, está conforme con las perspectivas y que se siente la base para las provinciales que vendrán. Consideran que la visita presidencial tan cerca del domingo electoral y los cruces con Jaldo podrían ser los impulsores para una performance mejor de la que preveían. Si bien les tocó en el último segmento de campaña lidiar con polémicas nacionales de relevancia, confían en que no salpique la propuesta local, por el perfil de los postulantes.
Apuestan también a que las encuestas no estén reflejando la foto completa, como en 2023.
“Es importante tomar conciencia del momento bisagra que estamos enfrentando. El próximo domingo, elegimos entre la civilización y la barbarie. Entre la libertad o la esclavitud que proponen los kirchneristas”, lanzó Milei ayer, apuntalando la estrategia de nacionalizar el comicio que llevaron adelante en todo el país. “Estamos atravesando un momento duro. Hagamos que el esfuerzo valga la pena”, arengó en Yerba Buena. La elección de la jurisdicción no es casual. Se espera que allí esté la batalla más ardua entre Sánchez y Pelli.
Las fortalezas de Sánchez
El sector más tradicional -y mayoritario en cuanto a dirigencia- de la oposición sigue de cerca cada paso de Sánchez. Porque entienden que lo que se juega es más que la banca en Diputados, es la supervivencia del armado de ex Juntos por el Cambio hacia el 2027.
El diputado encaró la campaña denunciando la testimonial de Jaldo y confrontando con él, hasta que el mandatario -molesto por la actitud- decidió elegir como oponente a LLA.
El primer candidato, de una nómina que combina caras nuevas con otras de experiencia, se apoya en su buena imagen y en el armado que incluye a referentes institucionales de peso como concejales, legisladores intendentes. Esas, dicen, son las fortalezas.
Puertas adentro, un sector cree que podrá renovar y otro, que no, porque consideran que no se dedicaron los suficientes recursos ni energía a la campaña.
Los dirigentes que llevan varias batallas sobre los hombres interpretan que la suerte ya está echada, que hicieron lo que se podía y que el futuro de Sánchez depende hoy de cómo le vaya tanto a Jaldo como a Pelli. Explican que esa tercera banca que dice estar conquistando el oficialismo, por el sistema de distribución y las encuestas del PJ, sería la suya.
Toda una década sin elecciones intermediasLos más optimistas apuntan a que podrán captar votos desencantados de Milei y también del peronismo. Confían en que la gente cambió tras 2023 y que el aparato que pueden movilizar los oficialismos -aluden al nacional y al provincial- ya no servirá dentro de la sala de votación. Consignan que hay factores no cuantificables como el humor social, el impacto del nuevo sistema de votación o los sellos partidarios, entre otros.
A una semana de enfrentar las urnas, todo parece encaminado y, a la vez, hay una sensación de que todo puede cambiar. Los espacios, con sus distintas previsiones y desafíos, se preparan para el veredicto que dirá cómo se configurará el poder hacia el 2027.