Por más que el calendario indique que el año futbolístico de San Martín se terminó hace semanas, el club sigue viviendo en una suerte de tiempo suspendido. Los días se repiten con declaraciones cruzadas; en los pasillos reina la incertidumbre y las reuniones se multiplican en busca de un rumbo.
Y en medio de ese clima espeso, un hombre espera su turno, entre la paciencia y la incertidumbre. Mariano Campodónico tiene contrato hasta diciembre de 2026, pero su continuidad está más en duda que nunca.
El DT, de voz calma y mirada frontal, no se comporta como alguien que está de paso. Al contrario; en sus últimas declaraciones dejó claro su deseo es continuar en el timón “santo”. “Claro que quiero. Me gustaría tener la chance de armar el equipo, y de poder elegir los jugadores y las características”, afirmó casi como una súplica futbolera pero también como un acto de fe.
Campodónico, además, definió su idea con una claridad que revela convicción. “A mí me gusta jugar con extremos, que el equipo sea intenso y no pare de correr”, dijo, dejando en claro que debido a las características del plantel que heredó, no logró imponer su estilo.
La frase suena simple, pero encierra un mensaje. Campodónico no se ve a sí mismo como un técnico interino ni como un parche tras la tormenta. Quiere un proyecto; sueña con darle su identidad a un San Martín que hace tiempo parece caminar sin brújula.
Sin embargo, los tiempos políticos y deportivos rara vez se alinean en La Ciudadela. La nueva CD que asumiría una vez que culmine el proceso electoral que arrancaría una vez que la actual renuncie a su cargo_(algo que se daría el 3 de noviembre) deberá tomar decisiones urgentes apenas se acomode en sus sillas. Y una de las primeras será qué hacer con el entrenador.
El dato no es menor. Campodónico tiene un año más de contrato y no existe cláusula de rescisión anticipada. El vínculo fue firmado con la actual dirigencia y, aunque existía un acuerdo verbal para “sentarse a conversar” una vez terminado el torneo, lo cierto es que el compromiso legal está vigente. Y cualquier ruptura implicaría un costo económico significativo para el club.
Mientras tanto, el técnico sigue cumpliendo su parte del acuerdo. “Este lunes el ‘profe’ le presentará el plan de trabajo a los chicos para que lleguen bien a la reanudación de los entrenamientos. Habíamos decidido darle descanso luego de la eliminación”, explicó.
Todos le bajan el pulgar
El jueves 6 de noviembre, Campodónico se presentará en el complejo ‘Natalio Mirkin’ para dirigir el primer entrenamiento del nuevo ciclo. Pero la realidad política corre por otro carril.
Ninguno de los frentes que participarían de las próximas elecciones (según un relevamiento realizado por LA GACETA) piensa en él como el capitán del barco que iniciará la próxima travesía.
Las razones varían. Algunos lo consideran demasiado ligado a la gestión saliente; otros creen que el proyecto futbolístico necesita una “refundación” con nombres nuevos. Mientras otros desconfían de su perfil.
Campodónico, sin respaldo
Lo cierto es que el entrenador se encuentra en una posición incómoda. Tiene la ley de su lado, pero no el respaldo político. Su continuidad depende menos de sus ideas futbolísticas que del equilibrio entre los números del contrato y la voluntad de la nueva conducción.
En ese contexto, la historia de Campodónico se vuelve un espejo de la propia historia reciente de San Martín. Un club que, entre los vaivenes institucionales, no logra sostener una línea de trabajo a largo plazo. Cada cambio dirigencial trae un nuevo proyecto deportivo, y cada proyecto arranca con la ilusión de ser el definitivo, pero termina repitiendo la misma escena.
El DT, por su parte, no parece dispuesto a rendirse sin pelear. Conoce las reglas del juego, pero también sabe que la coherencia futbolística a veces necesita de un gesto político. En los últimos entrenamientos del último ciclo fue uno de los pocos que mantuvo la serenidad cuando el entorno se incendiaba. En ese equilibrio entre la prudencia y la convicción, Campodónico intenta sostener su lugar.
El jueves 6, cuando vuelva a pisar el césped del complejo y vea a los futbolistas formar en fila para el primer entrenamiento, tal vez sienta lo mismo que siente cada hincha cuando mira hacia adelante; una mezcla de ilusión y escepticismo.
Y así, mientras la política define su tablero, Campodónico sigue allí, de pie, planificando; esperando que alguien le diga si el trabajo que sueña podrá hacerlo en San Martín o en otro lugar.