La cantante británica Lily Allen, ex esposa del actor David Harbour, conocido por su papel en Stranger Things, volvió a sorprender con una confesión inesperada: aseguró que gana más dinero vendiendo fotos de sus pies en OnlyFans que con sus canciones.

En una entrevista con Interview Magazine, la artista habló abiertamente sobre su incursión en la plataforma de contenido exclusivo y reveló que cuenta con más de 1.000 suscriptores, quienes pagan 8 libras mensuales (unos $16.000 argentinos) por acceder a su contenido.

Allen, de 39 años, explicó que su perfil está valorado con cinco estrellas en el sitio WikiFeet, una página dedicada a calificar pies de celebridades. Sin embargo, aclaró que, aunque la actividad le genera ingresos muy superiores a los de su carrera musical, no está dispuesta a cruzar ciertos límites.

Los pedidos más insólitos de sus seguidores

Durante la entrevista, Lily describió algunos de los fetiches más curiosos que le solicitan sus suscriptores: “Quieren ver las plantas sucias, medias blancas tipo colegiala, algunas limpias, otras sucias, medias blancas con zapatos Mary Jane, pisar comida, separar los dedos porque eso pasa cuando estás llegando al clímax”, detalló.

Además, señaló que algunos clientes le piden que se toque los pies o los frote con aceite, mientras que “un público más sofisticado prefiere medias de nylon y zapatos de taco”.

También reveló que hay usuarios que pagan para elegir el color de esmalte de sus uñas: “Algunos quieren blanco, otros rojo oscuro, otros rojo brillante. Pero jamás acepto verde o azul”, aclaró entre risas.

Sin embargo, admitió que uno de los pedidos que más la desconcertó fue cuando un seguidor le solicitó “tirarse una flatulencia sobre los dedos de los pies”, algo que, según contó, rechazó de inmediato.

“No odies al jugador, odiá el juego”

La artista ya había generado revuelo el año pasado, cuando contó que sus ingresos por OnlyFans superaban ampliamente lo que ganaba por su música, a pesar de tener casi ocho millones de oyentes mensuales en Spotify.

“Imaginate ser artista, tener millones de oyentes y aun así ganar más plata con mil personas suscritas a fotos de tus pies. No odies al jugador, odiá el juego”, escribió entonces en sus redes sociales.

Con humor y sin tabúes, Lily Allen volvió a poner sobre la mesa el debate sobre la rentabilidad de la industria musical frente al auge de las plataformas de contenido pago. Y aunque su caso causa sorpresa, sus palabras reflejan una realidad cada vez más común entre los artistas: vivir de la música ya no siempre es suficiente.