La Dirección de Deportes de Concepción siempre lo tuvo claro: el sueño era crear una carrera capaz de convocar a los mejores atletas de la región, pero sin descuidar a las familias, los vecinos y a todos aquellos que viven el deporte con pasión en la ciudad. Hoy ese sueño se hizo realidad, porque la pista ubicada a pocos metros de la terminal de ómnibus fue testigo de una verdadera fiesta. Y, como toda buena celebración, hubo lugar para todos.
Corrieron en familia
Los apasionados por el atletismo, desde los más aficionados hasta los más experimentados, saben que no hay mayor gratificación que cruzar la meta junto a quienes uno ama. Romina Miranda fue una de las primeras mamás en completar los últimos metros de la modalidad participativa (5K) y lo hizo nada menos que de la mano de su hijo, Ignacio Heredia, quien la acompañó en el tramo final. “Él es pequeño, pero cada vez se anima más. Es una experiencia distinta, difícil de explicar. Todo el cansancio que acumulás a lo largo del circuito desaparece cuando lo ves ahí, gritándote ‘¡ahí viene mi mamá!’. Es la mejor satisfacción”, contó Romina, con una alegría contagiosa.
Un poco más atrás, una pareja alcanza la línea final acompañada por dos niñas, entre risas y abrazos. Marcos Lazo y Eleonora Lescano salen hace cuatro meses y vieron en la carrera concepcionense una oportunidad para fortalecer su vínculo. “Es algo que venimos haciendo hace algunas semanas. Es su pasión y a mí me encanta compartirlo con ella”, admitió Marcos. Eleonora asintió: “Es más lindo cuando es compartido. Se siente menos el esfuerzo, se tiene más energía y cada uno empuja al otro cuando flaquea. Estamos muy contentos”.
Las excusas quedaron de lado
El público aún se acomodaba en el predio cuando la voz oficial del evento anunció un momento especial: un padre y su hijo tuvieron el honor de inaugurar la carrera.
Se trató de “Toni” Solórzano, una figura muy querida en la ciudad, conocido por acompañar a su papá, pese a las dificultades, en cada competencia. “A él nadie le cree, pero en diciembre cumple 42 años. Mi señora me pregunta por qué no corro solo y yo le digo que no, que él es mi sostén”, explicó emocionado Héctor Solórzano, ansioso por compartir su historia. “Es una gran emoción, porque esta es mi ciudad. El solo hecho de participar nos llena de satisfacción. Nunca vamos a bajar los brazos”, agregó después de empujar a su hijo durante los cinco kilómetros que abarcó el circuito.
Cerca de ellos, casi desapercibido por no llevar la remera oficial del evento, Eduardo Rodríguez elongaba con serenidad. No considera que su pierna ortopédica sea un impedimento para disfrutar de lo que ama. “Tengo en mi cabeza que, por más dificultades que uno tenga, hay que seguir adelante. Una caída no es nada: la vida sigue. Estoy convencido de que sí se puede”, sostuvo con firmeza el policía de 41 años, quien perdió su pierna tras un accidente en moto. Su agenda deportiva impresiona: ese mismo día participó de una competencia de mountain bike en Bella Vista, y en los días siguientes lo esperan Burruyacu y Cafayate.
Una vez más, Concepción demostró que el deporte es parte esencial de su identidad. Los verdaderos protagonistas fueron ellos: los atletas, las familias y los vecinos que, con esfuerzo y alegría, siguen encontrando en el deporte una forma de celebrar la vida. (Producción periodística: Diego Caminos)