María Florencia Urrutia tiene 24 años y ocupa el puesto 509 del ranking WTA. En el WTA 125 de Tucumán, la santafesina vivió una semana de emociones cruzadas: ganó la qualy frente a Ana Candiotto (6-3, 4-6 y 6-3), pero cayó en dieciseisavos de final ante la italiana Jessica Pieri (7-6 y 6-2). Más allá del resultado, su paso por el torneo fue una confirmación: el tenis sigue siendo el centro de su vida, aunque haya aprendido a recorrerlo por caminos menos convencionales.

“Es increíble que seamos tantas argentinas”, dice entre sonrisas. “Con Carla (Markus) nos decimos primas a pesar de no serlo. Tenemos una muy buena relación entre todas porque compartimos muchas giras y torneos. Quiero que a todas nos vaya bien, porque la idea es que crezcamos juntas”. También menciona a Julia Riera y Jazmín Ortenzi, sus amigas desde hace años: “Siempre estamos en contacto. Es lindo ver que todas seguimos luchando por lo mismo”.

Su historia está marcada por una decisión difícil. A los 18 años, junto a sus padres y su entrenador, evaluó cuánto dinero tenían para seguir compitiendo. “Nos dimos cuenta de que solo alcanzaba para una gira, de cuatro torneos, y nada más. Entonces apareció la opción de la universidad”, recuerda. Al principio se resistió: “En ese momento, irse a estudiar afuera era casi sinónimo de dejar el profesionalismo. Se veía mal. Era como si tu carrera se terminara ahí”.

Sin embargo, su paso por el sistema universitario de Estados Unidos se transformó en una oportunidad. “Fueron cuatro años y medio en los que entrené en instalaciones de primer nivel y, además, pude ahorrar dinero para seguir jugando”, cuenta. En 2023 se graduó en management empresarial y comenzó un máster que decidió posponer para dedicarse de lleno al circuito.

La experiencia en el extranjero también le dejó aprendizajes culturales. “La vida cambia mucho, porque es otra cultura. Ellos cenan a las siete de la tarde, y eso me parecía rarísimo. Pero la universidad te organizaba todo, y eso ayudaba mucho a enfocarte en los estudios y el tenis”, recuerda.

Hoy entrena en la Academia de Enzo Artoni, el santafesino nacionalizado italiano que alcanzó el puesto 372° del ranking ATP y enfrentó a jugadores como José Acasuso, Juan Ignacio Chela y Filippo Volandri.

Florencia Urrutia representa una nueva etapa del tenis femenino argentino: la de las jugadoras que se formaron en distintos contextos, que eligieron persistir más allá de los prejuicios y que entienden que el crecimiento también puede venir desde la paciencia. Porque, como demuestra su historia, los sueños no siempre se apuran: a veces se maduran.