El comienzo de las obras en la avenida Solano Vera en Yerba Buena abrió los debates con respecto a las incomodidades para el traslado de miles de personas en los centros urbanos de intensa circulación. En el caso de la avenida que conecta la “Ciudad Jardín” con la Rinconada, El Manantial y San Pablo, los especialistas en urbanismo destacaron que la obra, más allá de aliviar el tráfico, representa un intento por corregir años de crecimiento desbordado. Los vecinos, por su parte, debatieron sobre las alternativas que hay para circular estando la avenida parcialmente cortada.

El tránsito del norte al sur y viceversa es muy difícil en esa avenida, que recibe un gran flujo de vehículos de las decenas de grandes barrios que han crecido desde comienzo de siglo en la zona piedemontana hasta San Pablo. A pesar de que desde esta última localidad los vecinos tienen la opción de avanzar hacia la capital por la ruta 301, el vínculo comercial y de entretenimiento con Yerba Buena es un imán para el tráfico por la Solano Vera.  

“Si vas a la Rinconada, hay que entrar por la plaza Vieja, seguir una cuadra más y tomar un camino conocido como la vía ... y por esa salís al camino de sirga. Está pavimentada la mayor parte. Es bastante angosta, así que esperemos que no colapse”, dijo un vecino. “Hacia el otro lado de la plaza no hay muchas posibilidades de usar calles paralelas, ya que todas se cortan  porque hay un country”, añadió. Otras opciones paralelas son las calles Yrigoyen y Facundo Quiroga, muy angostas, llenas de lomos de burro y que invariablemente se cortan antes de llegar a la plaza Vieja. Del lado este, la calle San Martín es muy útil, aunque está ya saturada, su pavimento está bastante deteriorado -si  bien no tiene baches- y la doble mano se termina en la zona de la plaza de Marcos Paz. Uno de los vecinos recomienda paciencia en estos tres meses que durará la obra en la Solano Vera.

También en la capital se está discutiendo sobre el valor de las calles paralelas, puesto que se realizan obras de repavimentación en la avenida Belgrano, y eso obliga a que se desvíe la circulación por calle Italia, que desde hace muchos años se encuentra muy deteriorada, sobre todo en la zona del Liceo Militar. La esquina con Ejército del Norte se ha convertido en un sector de embotellamientos cotidianos. Tampoco la calle San Martín es una variante apreciable, ya que su viejo asfalto la hace incómoda para la circulación. En cuanto al tránsito hacia el este, San Juan tiene también pavimento viejo -lleno de remiendos y losas levantadas- y solamente Mendoza tiene una circulación medianamente aceptable.

Del lado sur, Lavalle es la única que abarca el largo trecho desde Adolfo de la Vega hasta Sáenz Peña, aunque tiene varios rotos, pérdidas de líquidos y desvíos en avenida Colón y en la plaza Belgrano.

Las calles paralelas deberían ser mejoradas y mantenidas a partir de un programa pensado con visión de futuro, porque el crecimiento de las ciudades no se detiene. El caso de la Solano Vera, que se ha convertido en la vía natural de conexión de un lugar que sigue agrandándose, debería motivar ese planeamiento integral que contemple el trabajo sobre las calles alternativas.