La movilidad es una de las claves del bienestar en la vejez. A partir de los 70 años, el cuerpo necesita un cuidado especial para conservar fuerza, equilibrio y vitalidad. Y, según los especialistas, el entrenamiento adecuado puede marcar la diferencia entre depender de otros o mantener la independencia.
Ejercitarse de forma regular no solo mejora la salud física, sino también el estado de ánimo y la calidad de vida. Adoptar una rutina constante permite disfrutar más de cada día, con energía y confianza para realizar las actividades cotidianas. Además, contribuye a ganar autonomía y a reducir riesgos que pueden poner en peligro la vida.
La rutina ideal para un envejecimiento saludable
Los expertos coinciden en que el entrenamiento, después de los 70 años, debe centrarse en tres pilares fundamentales: fuerza, equilibrio y flexibilidad. Este trinomio, aplicado con constancia y bajo supervisión adecuada, constituye una verdadera “fórmula secreta” para el bienestar.
Fuerza
Es esencial para conservar la masa muscular y facilitar movimientos básicos como levantarse de una silla, cargar objetos o subir escaleras. Se recomienda realizar ejercicios con pesas livianas, bandas elásticas o incluso con el propio peso corporal. Sentadillas suaves, flexiones apoyadas o levantamientos de brazos son opciones simples y efectivas. Trabajar los grandes grupos musculares dos o tres veces por semana ayuda a prevenir la pérdida de músculo y a conservar la autonomía.
Equilibrio
Cumple un papel clave en la prevención de caídas, uno de los principales riesgos en la vejez. Actividades como el yoga, el pilates o el taichí mejoran la coordinación y la conciencia corporal, fortaleciendo los músculos estabilizadores. También pueden incluirse ejercicios sencillos como pararse en un solo pie, caminar en línea recta o practicar desplazamientos laterales. En este caso, la constancia importa más que la intensidad: entrenar el equilibrio a diario mejora la seguridad y la confianza al moverse.
Flexibilidad
Completa la fórmula del envejecimiento saludable. Los estiramientos diarios y los ejercicios de movilidad articular ayudan a mantener la amplitud de movimiento y a reducir la rigidez muscular. Dedicar unos minutos al inicio y al final del día para estirar cuello, hombros, piernas y espalda favorece la circulación y mantiene el cuerpo ágil.
Incorporar estas prácticas a la rutina cotidiana puede transformar la experiencia del envejecimiento. El secreto, aseguran los especialistas, no está en la cantidad de esfuerzo, sino en la constancia. Mantenerse activo, moverse con placer y cuidar el cuerpo cada día es la mejor inversión para disfrutar de una vida más larga, independiente y feliz.