Cada vez más personas buscan alternativas naturales para combatir las plagas del hogar sin recurrir a productos químicos. Un método simple, económico y ecológico se volvió viral en redes sociales: un insecticida casero hecho con ajo y cebolla, dos ingredientes que todos tenemos en la cocina y que prometen decirle adiós a las hormigas de una vez por todas.

El truco natural que es furor en redes

El método, difundido por la cuenta Planeta Jardín —que cuenta con casi 400 mil seguidores en Facebook—, se convirtió en tendencia por su eficacia. “Tanto la cebolla como el ajo contienen propiedades antifúngicas, bactericidas e insecticidas”, explican en el video que superó las 25.000 reacciones y cientos de comentarios de usuarios satisfechos con los resultados.

Paso a paso: cómo preparar el insecticida casero

Cortar tres dientes de ajo y media cebolla, sin quitarles la cáscara.

Colocarlos en un bidón con agua hasta la mitad.

Tapar bien el recipiente y dejarlo fermentar entre 7 y 15 días.

Una vez listo, el líquido se transforma en “alcohol de ajo” o “alcohol de cebolla”.

Mezclar tres partes de agua con una de la preparación y colocarla en un rociador.

Aplicar directamente sobre las plantas, bordes de cocina o zonas donde haya hormigas.

Si se identifican hormigueros, se recomienda verter el preparado dentro de ellos para eliminar la colonia completa.

Según los especialistas, este compuesto orgánico no solo espanta a las hormigas, sino que también elimina los hongos de los que se alimentan, obligándolas a abandonar su nido.

Un método ancestral que vuelve con fuerza

El uso del ajo y la cebolla en la agricultura no es nuevo. Desde hace siglos, ambos ingredientes se emplean como repelentes naturales debido a sus compuestos azufrados, responsables de su característico olor intenso. Estas sustancias interfieren en la comunicación entre las hormigas, que depende de feromonas, y las desorientan por completo.

Además, al reducir el crecimiento de hongos, cortan una de las principales fuentes de alimento de las colonias.

Otra opción natural: el vinagre blanco

Para quienes buscan reforzar el efecto, el vinagre blanco también resulta un gran aliado. Mezclado con agua en partes iguales y aplicado con un rociador, no solo elimina los rastros de feromonas, sino que previene nuevas infestaciones.