El cometa interestelar 3I/ATLAS, un cuerpo celeste con una antigüedad que supera los 7000 millones de años, mantiene en vilo a la ciencia espacial desde su avistamiento en el mes de julio. Este visitante extrasolar ingresó en el Sistema Solar y cruzó el perihelio el pasado 29 de octubre, generando gran expectación dentro de la comunidad astronómica. La agencia NASA, por su parte, indicó que el misterio de la naturaleza de este objeto podrá resolverse de forma precisa alrededor del 19 de diciembre.

El cometa 3I/ATLAS está cada vez más cerca: ¿se podrá ver desde la Tierra?

Recientemente, el cuerpo cósmico brindó un detalle crucial para descifrar su composición, revelando una señal que reafirma su naturaleza cometaria. Este comportamiento resulta típico de estos objetos, y los especialistas estudian similitudes con otros dos visitantes interestelares que se observaron durante 2017 y 2019. A pesar de los nuevos hallazgos, los expertos mantienen la cautela y esperan una mayor aproximación al planeta Tierra para una confirmación definitiva.

Se encontró la huella molecular del agua

El astro dejó dos marcas distintivas en el espacio radioastronómico, una acción clásica en los cometas. Dicha detección se registró en el espectro y reveló un detalle fundamental sobre los elementos que componen su interior. La señal probó la existencia de moléculas de hidroxilo (OH) absorbiendo la emisión de fondo.

La presencia de OH se detectó en dos líneas clásicas de radioastronomía, específicamente a 1665 y 1667 MHz. Esto significa que el fenómeno cósmico contiene o libera compuestos que involucran la presencia de agua. Adicionalmente, se conoció que esta estructura incluye rocas y hielo, similar a la composición del cometa 2I/Borisov.

Otros visitantes del sistema solar con la misma huella molecular

El 3I/ATLAS no es el primer objeto que visita el Sistema Solar procedente de otra estrella distante. Los astrónomos encontraron datos que prueban características compartidas con 1I/Oumuamua y 2I/Borisov, descubiertos en 2017 y 2019, respectivamente. 2I/Borisov fue localizado por el astrónomo aficionado crimeo Gennady Borisov, transformándose en un fenómeno mundial al provenir del exterior de nuestro sistema planetario. Las sondas de la ESA detectaron que, al aproximarse a la estrella, 3I/ATLAS comenzó a desprender gases y polvo que viajan a gran distancia.

Oumuamua fue el primer objeto de otra estrella lejana que visitó nuestro sistema y se localizó en octubre de 2017 por el telescopio Pan-STARRS, que utiliza Robert Weryk. El núcleo de 2I/Borisov, por otra parte, estaba compuesto por una aglomeración dispersa de hielos y partículas de polvo. Estos descubrimientos se transformaron en indicios importantes sobre cómo se crean los sistemas solares en otras regiones del universo, logrando la mayor proporción de longitud registrada hasta la fecha.