Tras haber sido destituida por permitir la filmación del documental "Justicia Divina" durante el juicio por la muerte de Diego Maradona, la ex jueza Julieta Makintach negó ser la protagonista del proyecto y acusó a sus colegas de estar al tanto y luego negarlo. “Lo que vimos fue un teaser. Por lo que me dijeron es un piloto de lo que podría ser un proyecto a futuro”, afirmó.

Makintach fue destituida ayer por el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados y Funcionarios de la provincia de Buenos Aires, por unanimidad. La decisión, además de apartarla de su cargo, la inhabilita para ocupar cualquier otro puesto judicial.

En una entrevista con Telenoche, Makintach rompió el silencio tras la decisión del jurado. Según su relato, la idea del documental surgió en un cumpleaños en febrero, donde su amiga María Lía Vidal le propuso mostrar "la justicia a través de ella" en el contexto del juicio por la muerte de Maradona.

“Ellos se quedaron hablando de que había que mostrar la justicia a través de mí. Fue una idea de ellos”, remarcó. Sobre esto, insistió: “Mi amiga (Vidal) me dijo que querían mostrar que la justicia es incorruptible y que es transparente. Me dijeron que lo querían hacer a través de una mujer”, agregó.

La importancia de cuidar su imagen

Makintach insistió en que no estuvo involucrada en el desarrollo del proyecto, al afirmar que la idea de enfocar el documental en su figura provino de sus allegados, quienes querían proyectar una imagen de "justicia incorruptible y transparente". La magistrada afirmó haber consultado la propuesta con una autoridad institucional, quien le advirtió sobre la importancia de cuidar su imagen durante el juicio.

“El consejo o la advertencia que me hicieron fue: ‘Nada puede salir de tu imagen durante el juicio’. Tal y como ven en todos los documentales de los juicios trascendentes que vivimos en la Argentina”, aseguró.

Sobre la prohibición de cámaras en las audiencias, Makintach declaró que no tuvo poder de decisión y que, de haber dependido de ella, "hubiera permitido a todos filmar todo". Además, afirmó que sus colegas del tribunal, Maximiliano Savarino y Verónica Di Tomasso, estaban al tanto del proyecto, pero que luego negaron tener conocimiento. Incluso acusó a Savarino de haber borrado mensajes que lo confirmaban.

Al ser consultada sobre si reconocía haber cometido un error, Makintach admitió cuestionárselo constantemente, y lamentó que una entrevista previa al juicio fuera "tergiversada para crear todo un monstruo" que atentara contra la continuidad del debate.

"No quiero ser actriz, no quiero fama, no quiero plata" declaró Makintach para desmentir las acusaciones sobre un beneficio económico millonario. "El juicio político fue sanador", según dijo, al demostrar que no tenía vínculos con la productora ni acuerdos financieros. Sin embargo, lamentó haber traicionado la confianza de los familiares de Maradona.

El jurado consideró que Makintach abusó de su poder al permitir la filmación clandestina del documental, lo que afectó la imparcialidad del proceso y dañó la credibilidad del Poder Judicial. Se le acusó de haber facilitado el acceso de un equipo de filmación a zonas restringidas del edificio judicial, incluso en días inhábiles, y de autorizar grabaciones clandestinas durante el debate oral, violando las restricciones impuestas por el propio tribunal.