La Selección de Uruguay cerró el año de la peor manera posible con un 5-1 lapidario frente a Estados Unidos en Florida que expuso fallas futbolísticas y terminó de abrir una grieta interna que hoy tiene a Marcelo Bielsa caminando al borde del precipicio. A poco más de seis meses del Mundial, el futuro del entrenador argentino quedó envuelto en dudas, tensiones y un interrogante que ya suena fuerte en Montevideo: ¿llegará a dirigir la Copa del Mundo?
La derrota fue demasiado ruidosa como para quedar en un simple mal día. Según trascendió desde el entorno del plantel, la relación entre varios jugadores y el DT se quebró, al punto de que un grupo de futbolistas se acercó a Matías Pérez, representante de los jugadores en el Ejecutivo, para manifestarle que el mensaje del entrenador ya no les llega. Ese cortocircuito puso en marcha un escenario impensado semanas atrás, el de la posibilidad real de que Bielsa no continúe.
El desconcierto puertas adentro dejó dos posturas bien marcadas. La dirigencia y el director deportivo, Jorge Giordano, defienden la continuidad del proyecto iniciado en marzo de 2023. Recalcan la autocrítica del entrenador y lo ven con fuerzas para seguir. Del otro lado aparecen los jugadores, incómodos con las formas, con el estilo de juego y con decisiones que vienen acumulando desgaste.
La herida, para muchos, quedó abierta desde hace meses. La salida conflictiva de Luis Suárez de la selección fue un punto de inflexión y, según voces cercanas al plantel, desde ese episodio ningún futbolista volvió a rendir al nivel esperado. A eso se sumaron ausencias pesadas en esta ventana, como Federico Valverde o Darwin Núñez, y el malestar por citaciones reiteradas de jugadores que no atraviesan buenos momentos.
La conferencia más tensa del ciclo
Bielsa no esquivó la responsabilidad. En conferencia admitió sin rodeos que no tenía cómo defender una actuación “indefendible”, y sostuvo que la responsabilidad por lo ocurrido era completamente suya. También rechazó que las ausencias fueran el motivo de la caída. “Este no es un problema de ausencias”, interrumpió cuando le marcaron la falta de titulares habituales.
El entrenador insistió en que, hasta marzo, no habrá partidos y que sin contacto directo con los futbolistas no es posible generar un cambio profundo. Su preocupación se mezcló con un diagnóstico severo. La gestión del equipo “quedó afectada” y fue él quien no supo conducir el partido ni potenciar a los jugadores disponibles.
La magnitud de la derrota terminó de encender las alarmas. Uruguay nunca había caído por una diferencia tan grande frente a un rival de Concacaf y llevaba 21 años sin recibir cinco goles. La prensa uruguaya fue categórica: “humillante”, “papelón”, “derrota histórica”. El Observador remarcó que Bielsa rompió dos récords negativos y El País habló de una “crisis futbolística” a siete meses del Mundial.
El periodista Federico Buysan, uno de los más cercanos al día a día de la selección, aseguró que la relación con el plantel está “quebrada” y que el mensaje ya no impacta. Incluso reveló que dentro del Ejecutivo, por primera vez, se analizó seriamente la continuidad del técnico. Martín Charquero sumó que el presidente Ignacio Alonso no estaría convencido de sostenerlo a cualquier costo.
En medio del impacto, Giorgian De Arrascaeta fue uno de los pocos futbolistas que habló. Su mensaje fue claro: hay dolor, hay preocupación y hay un pedido explícito de autocrítica colectiva. “No estamos acostumbrados a situaciones así. Vamos a tener que enfrentarlo todos juntos”, expresó.
El proceso de Bielsa tuvo picos altos. Uruguay clasificó al Mundial con buenos resultados, incluido el recordado triunfo en La Bombonera ante Argentina, y obtuvo el tercer puesto en la Copa América 2024. Pero también dejó actuaciones irregulares, decisiones polémicas y un desgaste que hoy parece alcanzar su punto más crítico.
Mientras el plantel regresa a Montevideo y la dirigencia intenta frenar un incendio que crece minuto a minuto, la pregunta ya no puede esquivarse. ¿Seguirá Marcelo Bielsa al mando de la Celeste, o la goleada en Estados Unidos marcará el final de su etapa?
Las próximas horas, según admiten desde Uruguay, serán decisivas.