Desde hace casi cuatro décadas, el torneo “Veco” Villegas ha consolidado su lugar como uno de los hitos más emblemáticos del rugby juvenil argentino. En su edición número 38, que se disputará en el club Tucumán Rugby, este certamen no solo celebra una tradición, sino que reafirma una convicción esencial: la formación de jóvenes deportistas es clave para construir un deporte más fuerte y una sociedad más sólida.

Desde su nacimiento en 1987, el “Veco” fue un torneo exclusivo para campeones provinciales, reuniendo a ocho equipos de distintos puntos del país. Esa estructura competitiva exige excelencia; y que Tucumán Rugby haya mantenido el torneo sin interrupciones -salvo en pandemia- demuestra el compromiso institucional con una misión formativa que va mucho más allá del calendario deportivo.

La relevancia de un torneo como este excede lo deportivo. Por un lado, ofrece una plataforma privilegiada para el crecimiento técnico de cada jugador: enfrentarse a los mejores M19 de otras provincias representa una experiencia de alto rendimiento que acelera la maduración rugbística y facilita el salto a niveles competitivos superiores. Por otro, el “Veco” se convierte en un espacio para el aprendizaje de valores fundamentales: compañerismo, disciplina, humildad, respeto por el rival y responsabilidad compartida. En una época en la que el deporte funciona también como escuela de ciudadanía, el “Veco” brilla como ejemplo a imitar.

Ese valor formativo tiene un impacto directo en el rugby argentino. El torneo es semillero de jugadores que luego nutren los planteles superiores de sus clubes, que se destacan en competencias nacionales y, en algunos casos, llegan a integrar seleccionados. Por ello, la inversión sostenida en juveniles no solo fortalece el presente, sino que proyecta un futuro donde el rugby argentino pueda seguir creciendo sobre bases sólidas.

La trascendencia del “Veco” adquiere una dimensión particular en este momento que atraviesan Los Pumas. Los últimos análisis resaltan la necesidad de que el seleccionado mayor conserve una estructura de talentos bien nutrida, con jugadores formados desde temprano en contextos competitivos exigentes. Torneos como el “Veco” son la cantera natural de donde emerge esa nueva generación llamada a sostener el rendimiento del equipo argentino en los grandes escenarios del rugby mundial. La preparación de los futuros Pumas empieza en certámenes como este.

Cabe celebrar la iniciativa de Tucumán Rugby, no solo por la complejidad organizativa de un torneo que demanda logística, arbitraje, alojamiento y coordinación de múltiples uniones provinciales, sino también por la visión institucional. Mantener vivo el “Veco” es un acto de responsabilidad hacia el deporte y hacia la juventud; es apostar al porvenir del rugby argentino.

Más allá de los resultados deportivos, el “Veco” es pieza clave en la articulación entre la formación local y el crecimiento nacional. Su continuidad demuestra que el deporte debe ser una plataforma educativa, un espacio para aprender, soñar y crecer. Y en un momento en que Los Pumas buscan consolidarse en el panorama internacional, torneos como este aseguran que siempre haya una camada lista para sostener y ampliar el legado argentino.