Italia llegó a Bolonia con la misión de defender su hegemonía y estampar, por tercer año consecutivo, su nombre en la Copa Davis. Lo hizo con autoridad, coraje y una actuación que quedará en la memoria del tenis. Con triunfos de Matteo Berrettini y de Flavio Cobolli, protagonista de una remontada monumental, la Azzurra derrotó 2-0 a España y volvió a levantar la Ensaladera ante su público.

El camino empezó con Berrettini, que impuso presencia y oficio para abrir la serie. El ex top 10 dominó a Pablo Carreño Busta desde el inicio, apoyado en un servicio firme y dos quiebres precisos que marcaron la diferencia en cada set. Con un 6-3 y 6-4, dejó a Italia a un paso del título y le entregó a Cobolli la responsabilidad de cerrar la historia.

El segundo punto fue una montaña rusa. Jaume Munar arrancó decidido a estirar la final, se llevó el primer set 6-1, quebró de entrada en el segundo y llegó a sacar 1-0, con la sensación de tener el control absoluto. Pero Cobolli, que ya había sido clave en cuartos y semis, se rehízo cuando parecía no haber margen. Recuperó el quiebre enseguida, sostuvo sus turnos de saque y forzó un tiebreak que terminó llevándose 7-5. Ese punto fue el quiebre emocional del duelo.

El tercero se jugó golpe por golpe, con ambos defendiendo el saque hasta el 5-5. En ese momento, Cobolli pisó el acelerador, quebró a Munar y cerró la victoria por 1-6, 7-6 (5) y 7-5, desatando una celebración histórica en el SuperTennis Arena. Italia volvió a conquistar la Davis sin necesidad de acudir al dobles y sin sus grandes figuras: ni Jannik Sinner ni Lorenzo Musetti estuvieron disponibles, al igual que Carlos Alcaraz por el lado español.

El tricampeonato corona un ciclo sólido del equipo de Filippo Volandri, que también había levantado la Ensaladera en 2023 y 2024. Con este nuevo título, Italia suma cuatro consagraciones en su historia (1976, 2023, 2024 y 2025) y se despega de otras potencias que cuentan con tres copas en su palmarés. España, dirigida por David Ferrer, volvió a quedarse cerca de su séptimo título, en otra final marcada por ausencias de peso.

La definición también dejó explicaciones. Alcaraz se bajó tras sufrir un edema en el isquiotibial durante la final del ATP Finals ante Sinner. El italiano, por su parte, había decidido anticipadamente priorizar su preparación para el Abierto de Australia, luego de una temporada exigente.

La Azzurra, igual, encontró respuestas donde debía: en Berrettini, en un Cobolli que jugó con el corazón y en un equipo que convirtió Bolonia en fortaleza. Italia se sienta otra vez en la mesa grande del tenis. Y esta vez, lo hace con un tricampeonato que ya forma parte de su legado.