El titular de la Sociedad Aguas del Tucumán (SAT), Marcelo Caponio, rechazó que haya algún tipo de riesgo en relación con la calidad del agua potable en Tucumán. Lo hizo en una conferencia de prensa convocada el martes, tras la publicación del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA), que relanzó su Mapa de Arsénico, una herramienta que monitorea la presencia de este compuesto en aguas superficiales y subterráneas del país, y que señaló que hay riesgo en la provincia, especialmente en zonas como Leales y Graneros, que tienen, según el registro, cifras muy por encima del máximo establecido por la normativa argentina.
“Desconozco cuál es el instituto que elaboró este informe y cuál es su metodología. En principio apuntaban a la provincia de Buenos Aires, que ya lo desmintió. En Tucumán, los datos indican que no hay presencia de arsénico por encima de lo permitido”, dijo el funcionario.
La aclaración buscó llevar tranquilidad a la gente, que ha de haber recibido con inquietud las novedades que tiene el mapa, sobre todo porque el sureste tucumano ha tenido una larga historia con males derivados del agua con arsénico, hasta que hace pocos años se encaró un programa de construcción de unos 80 pozos profundos en toda esa zona, lo cual iba a permitir erradicar la presencia de arsénico.
Pero el informe da cuenta de un estudio llevado a cabo con muestras pedidas a ciudadanos en botellas plásticas pequeñas y siguiendo protocolos simples, realizado con el fin de ampliar la base de datos, que se había reducido durante la pandemia, El resultado, según el ITBA, indica que el mayor riesgo aparece en perforaciones particulares y pozos que quedan fuera de los controles oficiales y cuya calidad varía según la profundidad de la napa. Ahí es donde menciona las localidades de Leales y Graneros.
Los expertos aseveran que, efectivamente, en zonas con arsénico el problema suele darse en pozos particulares poco profundos. Caponio, en la conferencia, explicó que se acaba de perforar un pozo de 300 metros para La Madrid, “lo que garantiza una mejor calidad del agua”. Enfatizó que la SAT aplica tres niveles de control: análisis diarios en su laboratorio químico, auditorías externas del Ministerio de Salud y verificaciones periódicas de los entes reguladores.
Aun cuando las explicaciones deberían llevar tranquilidad en cuanto a la calidad del agua, habría que tener en cuenta que no toda el agua que se consume en la provincia es monitoreada por la SAT, por lo que sería importante que el Ministerio de Salud también dé a conocer sus datos con respecto a esta presentación del ITBA. Esto sobre todo porque no hay claridad en cuanto al riesgo expresado porque, como señaló una experta, no todo el arsénico es igual y hay dos formas predominantes en el agua, una que es más tóxica que la otra, y en el informe esto no está detallado. Se debe saber que este problema no se resuelve con filtros sino con mediciones que sólo las autoridades pueden llevar a cabo. Convendría ampliar y profundizar la información al respecto.