Son madre, hija e hijo en escena. Exponen su realidad diaria y cotidiana, se aventuran a mostrarse en sus distintos momentos -los buenos y los malos-, se animan a ser vistos en su más íntima sensibilidad, pero no para ser objeto de lástima sino -por el contrario- para evidenciar “cómo la vulnerabilidad, la discapacidad y la pérdida atraviesan nuestras vidas”.

El biodrama “La yeta” es el trabajo final de la materia Dirección Teatral de último año de la Licenciatura en Teatro de la Facultad de Artes de la UNT, con la dirección de Daniella Castellano, quien actúa junto a Sebastián Castellano y a Adriana Estela Miori. La obra se repondrá hoy a las 21 y el próximo sábado a las 20 en La Sodería (Juan Posse 1.141).

Sebastián es uno de los más activos militantes por los derechos de los discapacitados de Tucumán, y licenciado en Comunicación Social de la Unsta. Desde su realidad de estar en una silla de ruedas y con asistencia respiratoria, plantea la ficción. “Proponemos una nueva manera de acercarnos a esos cuerpos y discursos que comúnmente quedan fuera de escena, para convertir estas historias reales en un territorio compartido. La obra no sólo tiene que ver con la discapacidad, sino con cuestiones que hacen única a cada familia, encontrando en la diversidad puntos en común. Trabajamos en la exploración de lo cotidiano, porque es una oportunidad para poder mostrarnos y compartir con la gente un poco de nuestra historia, singular y rica y para mostrar vivencias que generalmente son invisilizadas”, le dice a LA GACETA.

- ¿Un biodrama expone especialmente a quien lo hace?

- Un poco expone. Hay que tener coraje y entrega para animarse. El tema es tener algo interesante para contar y estar dispuesto a hacerlo. Por eso es que significa mucho para mí: es una oportunidad única poder representarme en un contexto donde la realidad y la ficción se desdibujan.

- ¿Qué te interesa compartir con el público?

- Un poco de mi deseo y mis pensamientos, que a veces no tengo la oportunidad de contarlos como quisiera, tanto a los conocidos como a los que no lo son; me gustaría que tengan la posibilidad de conocerme y conocernos un poco más a fondo. Termina con una situación muy copada y un tanto difícil de asimilar, pero quien se anime a dejarse afectar será parte de un suceso histórico de nuestra familia. Me gusta la entrega, la presencia, el estar bien consientes y dejarse afectar por el otro. Soy intenso, somos intensos, porque mi vida es así y creo que esta propuesta tiene que ver con eso.

- ¿Mostrarte es una forma de enfrentar el destino?

- No lo creo, más bien es una forma de transitarlo y compartirlo. Ser parte sin sobreadaptarnos, como realmente somos. Mi hermana lo tituló “La yeta” jugando con el estereotipo de que la discapacidad es mala suerte y tiene que ver con los contratiempos en las vivencias de las personas con discapacidad.