La tormenta digital que se desató después del Gran Premio de Qatar todavía hace ruido en la Fórmula 1. Kimi Antonelli, piloto de Mercedes, recibió insultos y amenazas en redes luego de la maniobra con Lando Norris y de las insinuaciones desde Red Bull que avivaron las sospechas. En ese contexto, Franco Colapinto tomó la palabra antes del GP de Abu Dhabi y pidió que se evalúe sancionar a quienes empujan comentarios que pueden derivar en hostigamiento.
“Nos penalizan si decimos malas palabras, pero hay quienes dicen cosas equivocadas o que generan odio y no reciben nada”, señaló el argentino en conferencia, visiblemente molesto con la disparidad de criterios. Para él, la problemática va más allá de un incidente puntual y toca la responsabilidad que tienen los protagonistas cuando hablan ante cámaras, especialmente en un ambiente hiperexpuesto.
El origen del conflicto fue la maniobra que permitió el avance de Norris en Qatar, clave para la pelea por el campeonato. Tras la carrera, Helmut Marko insinuó que Antonelli se habría “dejado pasar”, y la reacción se multiplicó. El italiano cerró comentarios en sus redes para frenar la avalancha de mensajes, mientras que Max Verstappen llegó a pedir a Red Bull que ofreciera una disculpa pública.
Colapinto, desde el lado de Alpine, fue directo. “Viendo entrevistas posteriores entendí de dónde venía el odio hacia Kimi. Eso debe evitarse antes de que llegue, porque siempre hay alguien que lo genera. Y ahí es donde debemos trabajar”, sostuvo. Para el pilarense, el debate está en cómo ciertas opiniones construyen clima y desencadenan ataques masivos sobre los pilotos.
También dejó un contraste claro: insultar en TV implica multa; hacer declaraciones que disparan violencia digital, no. “Es mucho peor que decir ‘m...’ al aire. Eso crea algo más grande y no recibe consecuencias. Solo ponen un comunicado y ya están bien”, reflexionó, dejando abierta la discusión sobre posibles cambios reglamentarios. “No soy quien decide, pero probablemente es algo que habría que revisar”, agregó.
El argentino habló además del impacto emocional de la exposición, una presión que se volvió habitual en el paddock actual. Para él, la clave está en no engancharse con lo que sucede detrás de la pantalla. “Son personas atrás del teclado. Lo mejor es no mirar y no darle importancia”, aconsejó, reconociendo que prácticamente todos los pilotos pasaron por situaciones similares este año.
El caso Antonelli volvió a poner sobre la mesa el dilema sobre dónde termina la crítica deportiva y dónde empieza el linchamiento. Colapinto lo dijo: la categoría necesita repensar sus límites.