Que se esté terminando la temporada 2025 de la F-1 es tal vez la mejor noticia que está disfrutando por estas horas el equipo Alpine. En la escudería, Franco Colapinto y el francés Pierre Gasly son las sufrientes puntas de lo que pretendió ser un iceberg, pero que llega al cierre de temporada convertido en un cubito derretido.

Se ha hablado tanto de la frustración que vivieron los pilotos, sobre todo desde la segunda mitad de la temporada, que ya no sirve ni de excusa decir que el auto es un pelotazo en contra. Si hasta se podría decir que el mismísimo Max Verstappen, que mañana largará desde la pole en el GP de Abu Dhabi y que irá a por todo buscando su quinta corona, fracasaría rotundamente en el manejo del A525, dada su endeblez, inconsistencia e inestabilidad. Un modelo de coche que, hoy es el peor por lejos de la grilla y que pasará a la historia como terrorífico.

Y, lógico, si el auto no da, ¿qué se puede hacer? Darlo todo, hacer la heroica, buscar límites sabiendo que en cualquier momento viene un “palo” contra un muro. En el circuito de Yas Marina, ayer, quedó esa sensación. Colapinto salió a clasificar y el Alpine se veía indomable, un trozo de jabón deslizándose por la bañera. Se fue dos veces del límite de la pista y por eso le sacaron los tiempos; le quedó tiempo para hacer un giro más y fue el único de los corredores que no estuvo con su registro a menos de un segundo del dueño de la pole. Resultado: último.

A Gasly no le fue mejor: marcó un registro apenas 462 milésimas más veloz que el de Franco, para ocupar el puesto 19. También se excedió en los límites de la pista y sufrió de principio a final. De terror.

“Simplemente no estoy cómodo, quizás estamos en la dirección equivocada. El ritmo de carrera está bien, pero el ritmo de la qualy muy mal. La verdad, estamos muy lejos”, dijo Colapinto. ¿Es acaso algo distinto a lo que viene diciendo en cada carrera?

Un dato al margen: al final de la clasificación, todo el equipo se reunió para hacer la foto de final de temporada. Colapinto, Gasly y el piloto de reserva, Paul Aron sentados en las ruedas de sus coches. Ninguna sonrisa. Atrás, los directivos del equipo y los mecánicos, la mayoría con gestos adustos. “Nos reunimos para celebrar el esfuerzo de Enstone y Viry-Châtillon (sedes de la escudería), donde  se ha trabajado incansablemente durante los altibajos de esta temporada”, se escribió en la cuenta de X. En imagen y en  palabras, una síntesis de lo que fue 2026 para Alpine.

@AlpineF1Team

A otra cosa: la definición del campeonato de pilotos. Hay golpes de efecto que importan, como el que dio Verstappen al marcar el mejor tiempo para asegurarse el primer lugar de la parrilla para la carrera que comienza hoy a las 10. Su Red Bull fue un relojito, a cada vuelta que daba, mejor. Pero el neerlandés no la tendrá fácil. No sólo tiene que ganar acelerando a tope en las 58 vueltas al trazado de 5.281 metros, sino que tiene que esperar que al principal candidato y líder del certamen, el británico Lando Norris, le vaya mal (larga 2° y con salir 3° en la competencia no le importará lo que haga Max para festejar) o que el australiano Oscar Piastri (tercer contendiente a la corona) no saque un as de la manga (partirá 3°). Aunque McLaren ya adelantó que dejará libertad a sus pilotos para que hagan lo que les parezca en la final, será clave el juego de equipo. Y eso es algo que Verstappen no tiene, porque su desdibujado coequiper, el japonés Yuki Tsunoda, se está despidiendo del equipo con más pena que gloria, largando 10°.

Consejo para seguir la final de hoy: que todo fluya. Hacía 15 años que no llegaban tres pilotos a la carrera final con chances de calzarse la corona, tal como ocurrió en 2010 cuando Fernando Alonso llegó como puntero, por delante de Mark Webber y de Sebastian Vettel. Al final, fue el tercero el que se quedó con la gloria. La de Norris-Verstappen-Piastri es la decimotercera definición de la historia entre tres, en 76 años de F-1. Es decir, una situación como la de hoy no es de todos los días. Entonces, a disfrutarla.