Cuando Mercedes Paz tomó la capitanía, Paula Ormaechea era la única referencia. El resto era incertidumbre. “Viví todo el recambio”, cuenta a LA GACETA. En siete años, vio nacer a una camada que ya pisa fuerte: Solana Sierra, Lourdes Carlé, Julia Riera, Jazmín Ortenzi y la juvenil Giovanni.
Una anécdota resume ese camino. En su primera convocatoria, Sierra fue sparring y no tenía ropa oficial. “Se quedó mirando la ropa del equipo. Entonces le regalé una remera mía. Le dije: algún día vas a tener la tuya”, contó. Y ese día llegó.
Paz gestionó wild cards, acompañó procesos y abrió puertas. Su enfoque fue claro: crear oportunidades para que la transición fuera real y sostenible.
Hoy, esa generación ya está instalada. Y su huella, dice, no necesita estadísticas: está en la confianza que ellas mismas construyeron.