La Navidad tiene sus clásicos infaltables y el ballet “El Cascanueces” es uno de ellos. Esta noche, el Ente Cultural de Tucumán estrenará su versión a cargo del Ballet Estable de la Provincia, bajo la dirección de Ángel Gómez -responsable también de la adaptación y la coreografía- en el teatro San Martín (avenida Sarmiento 601) a las 21. Los socios de Club LA GACETA tienen promoción de 2x1 en entradas.

Sobre el escenario participan además bailarines de la ETAD (Escuela Taller de Danza, dirigida a artistas jóvenes en formación), que conduce José Pintos, y con Beatriz Lábatte como maestra invitada. El vestuario es del teatro Argentino de La Plata.

“Esta obra es mucho más que un ballet: es la poesía de la Navidad convertida en danza. Con la música inmortal de Piotr Ilich Tchaikovsky y la coreografía original de Marius Petipa y Lev Ivanov, se ha consolidado como una tradición imprescindible de las celebraciones de diciembre en todo el mundo”, se plantea.

La partitura es considerada una de sus obras más destacadas del romanticismo tardío. El compositor introdujo innovaciones tímbricas que enriquecen la atmósfera fantástica del relato. La majestuosa Danza de las Flores o la célebre Marcha trascienden el escenario y se han convertido en parte esencial del repertorio clásico internacional. Su música, llena de color y emoción, es el motor que impulsa el viaje onírico de la protagonista.

Regalo navideño

El argumento está basado en el cuento “El Cascanueces y el Rey de los Ratones”, de E. T. A. Hoffmann, la historia sigue a Clara, quien recibe como regalo navideño un misterioso soldado de madera que sirve para romper las nueces.

Esa noche, al marcar la medianoche, la magia irrumpe: el artefacto cobra vida y la sala de estar se transforma en un campo de batalla entre soldados de juguete y un ejército de ratones liderados por el temible Rey Ratón. Tras la victoria, el Cascanueces -convertido ahora en un apuesto Príncipe- invita a la niña a un viaje maravilloso.

El Cascanueces: un cuento de Navidad con Ballet, Orquesta y Coro

Juntos atraviesan un bosque nevado y llegan al Reino de los Dulces, donde son recibidos con danzas que representan sabores de todo el mundo: la Danza Española (Chocolate), la Danza Árabe (Café), la Danza China (Té), la Danza Rusa (Bastones de Caramelo) y la mencionada Danza de las Flores. El ballet culmina con el icónico pas de deux del Hada de Azúcar y su Caballero, símbolo de la fantasía, la inocencia y el paso delicado hacia la adolescencia.