La nutricionista Cecilia Battig, creadora de Vita Alimentación Saludable, propone un cambio de mirada: “comer sano es posible si lo planificamos y si entendemos que lo que comemos influye en cómo nos sentimos”. Durante su participación en “Encuentros LA GACETA”, en el ciclo “Sentirnos bien”, la especialista explicó cómo la alimentación consciente puede mejorar el bienestar y la productividad, tanto en casa como en el trabajo.

Battig fundó Vita hace 17 años, cuando notó una vacante entre las personas que querían cuidarse y vio que las opciones disponibles en los comedores empresariales no eran suficientes. “Todo empezó con mis pacientes. Ellos me pedían viandas saludables porque después de comer en sus trabajos se sentían pesados, sin energía. Así nació la idea de ofrecer una alternativa rica, liviana y nutritiva”, contó.

Su propuesta creció con el tiempo y hoy asesora a compañías de distintos rubros, desde oficinas hasta obras en construcción. “El vínculo entre el trabajador y el alimento es clave. No todos tienen las mismas necesidades: quien pasa horas al sol necesita otro tipo de energía que quien está sentado frente a una computadora. La alimentación también tiene que adaptarse a eso”, explicó.

Nutrición y cocina: un vínculo que no se puede separar

“Nutrición tiene que ir de la mano de la cocina”, aseguró Battig. Esa convicción se refleja en la forma en que diseña sus menús, elaborados según la estación y con ingredientes frescos. “El criterio siempre parte de ver en qué época del año estamos y qué productos hay disponibles. No se trata de complicarse, sino de aprovechar lo que ofrece cada temporada”, detalló.

Los platos de Vita se distinguen por su variedad y su colorido. “Un plato con muchos colores es sinónimo de salud: significa que estás incorporando diferentes vitaminas y minerales. Comer saludable no es aburrido ni monótono, al contrario: es una cocina llena de vida”, remarcó.

Battig considera que la alimentación equilibrada no depende solo de lo que se come, sino también de cómo se organiza la rutina. “La clave está en planificar. No hay que improvisar el almuerzo a las once de la mañana. Podés cocinar el fin de semana y freezar porciones para toda la semana. Si te organizás, comer bien deja de ser difícil”, señaló.

Comer bien es sentirse bien

Con el tiempo, la especialista observó un cambio cultural en las empresas y entre los consumidores. “Hoy la gente se quiere cuidar, y las empresas entendieron que un empleado bien alimentado rinde mejor”, explicó. En ese contexto, su emprendimiento se consolidó con un equipo de trabajo que planifica cada menú “como si fuera para su propia familia”.

Para quienes buscan incorporar hábitos saludables, Battig recomienda algo simple pero eficaz: tener siempre tres colores de vegetales en la heladera. “Una ensalada con variedad, una porción de proteína como pollo o pescado y condimentos naturales pueden hacer una gran diferencia. Cuando empezás a comer bien, te cuesta volver a comer mal”, reflexionó.

 La nutricionista cerró su participación destacando el valor de la constancia. “Cuidarse no es una moda, es una forma de vivir. Alimentarse bien no solo previene enfermedades: mejora el ánimo, la concentración y las ganas de hacer cosas”, concluyó.