BRUSELAS, Bélgica.- La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se mostró “confiada” en que se logrará firmar el acuerdo comercial entre la Unión Europea y el Mercosur en enero, tras el aplazamiento que impulsaron Francia e Italia en medio de protestas de agricultores.
El texto lleva un cuarto de siglo en negociación y daría lugar a la mayor zona de libre comercio del mundo.
Con ese acuerdo, los europeos podrían exportar vehículos y maquinaria a los países del Mercosur: Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.
A cambio, facilitaría la llegada a Europa de carne, arroz, miel o soja suramericanos, considerados más competitivos debido a sus normas de producción; algo que los agricultores del viejo continente perciben con temor.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, había abierto la vía a ese aplazamiento unas horas antes, tras hablar por teléfono con la jefa del gobierno italiano, Giorgia Meloni.
Según dijo, Meloni le pide “paciencia” y asegura que Italia terminará por apoyar el pacto.
“Pulso interminable”
Este plazo adicional supone un revés para la Comisión Europea, Alemania, España y los países nórdicos, que deseaban que el acuerdo se rubricara en los próximos días.
Esto no quedará solucionado este año, pero “ya parece casi cierto que se hará”, matizó una fuente gubernamental alemana, que apuntó a una posible firma “a mediados de enero”.
La poderosa federación alemana de industria y farmacia dio cuenta de su enojo frente a “un pulso interminable”.
Lula apura la firma del pacto entre la Unión Europea y el MercosurEl Ejecutivo europeo esperaba firmar hoy el tratado en una cumbre del Mercosur en la ciudad brasileña de Foz do Iguaçu. Para ello Von der Leyen necesitaba el aval de una mayoría cualificada de Estados en Bruselas, que no obtuvo por la oposición de Francia e Italia.
Al término de la cumbre, el presidente francés, Emmanuel Macron, pidió que el texto “cambiara de naturaleza”, con más garantías para los agricultores. No descarta aceptar el acuerdo en enero, pero “es demasiado pronto para decirlo”, dijo.
El primer sindicato agrícola francés, la FNSEA, advirtió que el aplazamiento “no es suficiente” e instó a sus militantes a seguir movilizados pues “el Mercosur, sigue siendo ¡NO!”.
Enojo de agricultores
Al margen de la cumbre del jueves en Bruselas entre jefes de Estado y de gobierno de la UE, miles de agricultores manifestaron su ira. Según la policía de la ciudad, 7.300 personas, con unos 50 tractores, participaron en la protesta autorizada, la mayoría pacíficamente. Pero al barrio europeo llegaron otros 950 tractores, que bloquearon varias calles y se registraron varios incidentes.
Las manifestaciones dejaron un panorama de llantas ardiendo, con lanzamientos de papas, proyectiles y el uso de cañones de agua y de gases lacrimógenos por parte de la policía. La situación fue tensa alrededor de las instituciones europeas, protegidas por un cordón policial.
Javier Milei se sumará a la cumbre de Lula para cerrar el acuerdo del Mercosur con EuropaAdemás, personas enmascaradas rompieron ventanas de un edificio del Parlamento.
Los agricultores protestaron por varios temas, no solo por el pacto con el Mercosur, sino también por las tasas a los fertilizantes o la reforma de la política agrícola común de la UE, explicaron algunos participantes.
Florence Pellissier, agricultora francesa, denunció la “competencia desleal” de productos importados tratados con sustancias prohibidas en Europa.
“Estamos aquí para decir no a Mercosur”, protestó el ganadero belga Maxime Mabille. “Es como si Europa se hubiera convertido en una dictadura”, añadió, acusando a la presidenta de la Comisión Europea de imponer el acuerdo por la fuerza.
Von der Leyen se reunió por la mañana con una delegación de Copa-Cogeca, la principal organización agrícola europea, y al término del encuentro aseguró en un mensaje en X que “Europa siempre estará a su lado”. Copa-Cogeca reivindicó 10.000 manifestantes de varios países, sobre todo de Francia.
Muchos agricultores europeos acusan a los países del Mercosur de no acatar normativas medioambientales y sociales a las que ellos están obligados, lo que les permitiría vender sus productos más baratos.