CIUDAD DEL VATICANO.- El papa León XIV denunció el “absurdo” de los discursos bélicos y las “heridas abiertas” que dejan las guerras en el mundo.
En su homilía de Navidad se refirió a la crisis humanitaria en la Franja de Gaza y llamó a Ucrania y Rusia a negociar sin intermediarios. “Frágil es la carne de las poblaciones indefensas, probadas por guerras en curso o terminadas, que dejan escombros y heridas abiertas”, dijo el pontífice durante la misa celebrada en la basílica de San Pedro, en el Vaticano.
El mensaje del Papa también recordó las “tiendas de campaña de Gaza, expuestas desde hace semanas a la lluvia, el viento y el frío”, y los cientos de miles de gazatíes que se enfrentan al invierno en condiciones extremas.
León XIV impartió por primera vez la bendición Urbe et Orbi (“a la ciudad y al mundo”, en latín) desde que es Papa. Tras celebrar la misa de Navidad en la basílica de San Pedro -una práctica que no se realizaba desde el pontificado de San Juan Pablo II- se dirigió a los fieles desde el balcón.
En un repaso de los principales conflictos que atraviesan el mundo, el Papa pidió “renovar el compromiso de socorrer a quienes sufren”.
“Que no nos venza la indiferencia hacia quien sufre”, reforzó. Ante unas 26.000 personas reunidas en la plaza, pidió que Ucrania y Rusia encuentren “el valor para dialogar de manera sincera, directa y respetuosa”.
León XIV clamó por la paz en Gaza en una histórica misa de Navidad en el VaticanoMoscú y Kiev llevan varias semanas negociando por separado el plan estadounidense para poner fin a casi cuatro años de guerra.
Primera misa santa de Nochebuena
León XIV presidió su primera misa santa de Nochebuena, en la que recordó a Benedicto XIV y a Francisco, al destacar que en la Tierra “no hay espacio para Dios si no hay espacio para el hombre” y proclamar que hay que llevar esperanza allí donde se ha perdido.
Luego, invitó a los fieles a contemplar el nacimiento de Jesús como la luz definitiva que disipa las tinieblas del mundo y de la historia humana.
Al final de la homilía, relacionó la Navidad con el camino reciente de la Iglesia, recordando las palabras de Francisco, sobre “la esperanza que no defrauda”.
Asimismo, denunció que una economía distorsionada induce a tratar a los hombres como mercancía: “Dios se hace semejante a nosotros, revelando la dignidad infinita de cada persona”.