"Mi defendida no desea presenciar las declaraciones de Andrés Fabersani y Darío Pérez", dijo el abogado Mario Mirra. "¿Quiere permanecer en una habitación contigua?", preguntó el camarista Pedro Roldán Vázquez. "Sí, señor presidente", respondió Ema Gómez.
La ex agente quiso evitar que su carácter le jugara una mala pasada. Ya se había "salido de las casillas" en declaraciones anteriores de los imputados. Esta vez, sospechando que iban a disparar duro contra ella, prefirió no escucharlos.
No se equivocó. Por lo menos Fabersani no le tuvo piedad. Hoy continúa Pérez. Cuando terminen de hablar, volverá.