MADRID, España.- Un auto color blanco llamó la atención de un grupo de paquistaníes que trabajaba para los Servicios de Inteligencia, en el barrio de Penshawar, en julio de 2010. Los agentes anotaron la matrícula del rodado e investigaron al conductor. Precisamente, ese hombre sería la pista que llevó a la muerte de Osama Bin Laden, el terrorista más buscado desde hacía casi 10 años.
Quien manejaba el automóvil era uno de los mensajeros y hombres de confianza del líder de Al Qaeda. Durante un mes, agentes de la CIA lo siguieron y llegaron hasta una extensa y protegida mansión en una localidad situada a 50 kilómetros de la capital. El inmueble, de tres pisos, estaba rodeado por muros de hormigón de 12 metros de altura, con alambre de púas y protegido por dos vallas de seguridad, informó el diario "El Mundo".
Hace unos meses, los satélites espía tomaron fotografías detalladas del lugar y trabajaron para recoger todas las comunicaciones procedentes de la casa. La tarea no fue fácil ya que el complejo no contaba con teléfono ni con internet. De hecho, los ocupantes del inmuebles estaban tan preocupados por la seguridad que quemaban la basura para no tener que salir.
Ocho meses después, en una cerrada noche, cuatro helicópteros norteamericanos aterrizaron en el complejo. Los agentes desataron un tiroteo y mataron cinco personas, entre ellas el líder de Al Qaeda. Así, Estados Unidos tomó "venganza" del atentado del 11 de septiembre en Nueva York, que terminó con la vida de 3.000 personas. (Especial)