BUENOS AIRES.- A falta de adversarios políticos que preocupen, en el kirchnerismo se amplifican las pequeñas batallas internas que justamente cobran mayor dimensión debido a la ausencia de amenazas externas.
En el Senado de la Nación, desde el del 10 de diciembre se sentará el vicepresidente electo, Amado Boudou, estrella ascendente del oficialismo y uno de los ministros con más llegada a Cristina Fernández. Allí, donde también recalará otro funcionario actual de alto rango: el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
Boudou y Aníbal se llevan bastante bien, explican a modo de versión oficial en la Rosada. "Somos amigos", dirá Fernández si se lo consulta frente a un micrófono. El hombre supo ser dueño de una porción importante de poder en el Gabinete, pero una serie de decisiones de la Presidenta, terminaron por devaluarlo un poco en la interna del kirchnerismo. No obstante, tuvo su recompensa por los ocho años de servicio al proyecto "K": encabezó la lista de senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires y resultó electo por la mayoría. La segunda de esa lista fue María Laura Leguizamón, con relación mucho más cercana a Cristina. No es un dato menor.
Cerca de Aníbal siempre se dijo que su aspiración es reemplazar en el cargo a José "Pepe" Pampuro, el actual presidente provisional del Senado y mantener la lógica de que la retenga Buenos Aires. El cargo no es poca cosa: es quien preside las sesiones cuando se ausenta el vicepresidente y, en los hechos, integra la línea de sucesión presidencial. Pampuro llegó a ese cargo acompañando a Cristina en aquella elección legislativa de 2005, en la que la actual jefa de Estado se impuso a Hilda "Chiche" de Duhalde.
El hombre de Lanús, ahora fue relegado en los planes presidenciales. "No tiene más lugar en el cristinismo", explican las fuentes consultadas. Hay algo de injusticia en esa decisión: allá por 2003, cuando la candidatura de Néstor Kirchner era casi una quimera, Pampuro -a cargo de la secretaría general de la Presidencia- fue el principal fogonero de su postulación dentro del gobierno del entonces presidente Eduardo Duhalde.
Como sea, ahora tiene destino casi seguro como vicepresidente del Banco Provincia, donde llegará para trabajar con su amigo Daniel Scioli. Pampuro sería operador político de la eventual candidatura presidencial del gobernador bonaerense.
En el Senado cuentan que ya se desató cierta puja entre Boudou y Aníbal por cuestiones de poder interno. El ministro de Economía ya puso a trabajar en la organización de su desembarco a un técnico de su confianza -sería Andrés Iturrieta, secretario Legal y Administrativo del Palacio de Hacienda- para auscultar la estructura de personal que hoy depende de Julio Cobos, los vaivenes del presupuesto de la Cámara Alta -manejará unos $ 800 millones- y las posibilidades de expansión interna.
Obviamente que, de arranque, Boudou tiene asegurado que será un vice con mucho mayor protagonismo que el decorativo papel que vino cumpliendo Cobos desde su ruptura con el kirchnerismo, allá por 2008 y luego de votar en contra de las retenciones móviles a las exportaciones cerealeras.
El problema es que, parece, Fernández también quiere tener una alta dosis de poder interno. Al menos más importante de la que tuvo, en los hechos, el saliente Pampuro.
Aníbal tiene acreditada cierta gimnasia parlamentaria ya que fue senador provincial. Suena hasta lógico que, dado el alto nivel de exposición que tuvo en la era kirchnerista, el 'quilmeño' aspire a manejar ciertos hilos de la Cámara Alta.
En el Senado de la Nación, desde el del 10 de diciembre se sentará el vicepresidente electo, Amado Boudou, estrella ascendente del oficialismo y uno de los ministros con más llegada a Cristina Fernández. Allí, donde también recalará otro funcionario actual de alto rango: el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández.
Boudou y Aníbal se llevan bastante bien, explican a modo de versión oficial en la Rosada. "Somos amigos", dirá Fernández si se lo consulta frente a un micrófono. El hombre supo ser dueño de una porción importante de poder en el Gabinete, pero una serie de decisiones de la Presidenta, terminaron por devaluarlo un poco en la interna del kirchnerismo. No obstante, tuvo su recompensa por los ocho años de servicio al proyecto "K": encabezó la lista de senadores nacionales por la provincia de Buenos Aires y resultó electo por la mayoría. La segunda de esa lista fue María Laura Leguizamón, con relación mucho más cercana a Cristina. No es un dato menor.
Cerca de Aníbal siempre se dijo que su aspiración es reemplazar en el cargo a José "Pepe" Pampuro, el actual presidente provisional del Senado y mantener la lógica de que la retenga Buenos Aires. El cargo no es poca cosa: es quien preside las sesiones cuando se ausenta el vicepresidente y, en los hechos, integra la línea de sucesión presidencial. Pampuro llegó a ese cargo acompañando a Cristina en aquella elección legislativa de 2005, en la que la actual jefa de Estado se impuso a Hilda "Chiche" de Duhalde.
El hombre de Lanús, ahora fue relegado en los planes presidenciales. "No tiene más lugar en el cristinismo", explican las fuentes consultadas. Hay algo de injusticia en esa decisión: allá por 2003, cuando la candidatura de Néstor Kirchner era casi una quimera, Pampuro -a cargo de la secretaría general de la Presidencia- fue el principal fogonero de su postulación dentro del gobierno del entonces presidente Eduardo Duhalde.
Como sea, ahora tiene destino casi seguro como vicepresidente del Banco Provincia, donde llegará para trabajar con su amigo Daniel Scioli. Pampuro sería operador político de la eventual candidatura presidencial del gobernador bonaerense.
En el Senado cuentan que ya se desató cierta puja entre Boudou y Aníbal por cuestiones de poder interno. El ministro de Economía ya puso a trabajar en la organización de su desembarco a un técnico de su confianza -sería Andrés Iturrieta, secretario Legal y Administrativo del Palacio de Hacienda- para auscultar la estructura de personal que hoy depende de Julio Cobos, los vaivenes del presupuesto de la Cámara Alta -manejará unos $ 800 millones- y las posibilidades de expansión interna.
Obviamente que, de arranque, Boudou tiene asegurado que será un vice con mucho mayor protagonismo que el decorativo papel que vino cumpliendo Cobos desde su ruptura con el kirchnerismo, allá por 2008 y luego de votar en contra de las retenciones móviles a las exportaciones cerealeras.
El problema es que, parece, Fernández también quiere tener una alta dosis de poder interno. Al menos más importante de la que tuvo, en los hechos, el saliente Pampuro.
Aníbal tiene acreditada cierta gimnasia parlamentaria ya que fue senador provincial. Suena hasta lógico que, dado el alto nivel de exposición que tuvo en la era kirchnerista, el 'quilmeño' aspire a manejar ciertos hilos de la Cámara Alta.