Las sillas están perfectamente ubicadas para no perder detalle de la transmisión de los varios televisores disponibles en el lugar. Con un menú apto para todos los gustos y bolsillos, la comodidad es ideal para quedarse a ver a la Selección.
Sin embargo, aquél confort en realidad no era tal. Quedó demasiado grande para lo que verdaderamente ocurría ayer en el centro tucumano, a la misma hora en que el equipo argentino disputaba su partido de Eliminatoria en el Monumental de River. Se trataba de una falta de interés gigante, tanto como las figuras del equipo nacional, y todo eso no hacía más que convertir aquella holgura en una desolación extrema.
Bares vacíos y calles colmadas. La gente transitaba como si nada y nadie siquiera hacía el intento de voltear la cabeza cuando pasaba al lado de un plasma gigante enclavado en la vidriera de una casa de artículos para el hogar, y que, claro, también transmitía en vivo el partido entre Argentina y Bolivia.
Las ofertas derrotaron a Messi
Los locales comerciales le ganaron por goleada a los bares si de concurrencia se trata. El bullicio estaba ahí, afuera, mientras adentro nadie se lamentaba por el tiro en el palo de Pastore. Lo que hacían Messi y cía. en el campo de juego resultaba mucho menos interesante que los carteles con rebajas y ofertas.
El 1 a 1 que llegó desde Buenos Aires terminó por confirmar que los miles que prefirieron aprovechar la ocasión para dar un paseo por la ciudad no se equivocaron y la pasaron mejor que quienes decidieron ver lo que la Selección propuso en la cancha.
Sin embargo, aquél confort en realidad no era tal. Quedó demasiado grande para lo que verdaderamente ocurría ayer en el centro tucumano, a la misma hora en que el equipo argentino disputaba su partido de Eliminatoria en el Monumental de River. Se trataba de una falta de interés gigante, tanto como las figuras del equipo nacional, y todo eso no hacía más que convertir aquella holgura en una desolación extrema.
Bares vacíos y calles colmadas. La gente transitaba como si nada y nadie siquiera hacía el intento de voltear la cabeza cuando pasaba al lado de un plasma gigante enclavado en la vidriera de una casa de artículos para el hogar, y que, claro, también transmitía en vivo el partido entre Argentina y Bolivia.
Las ofertas derrotaron a Messi
Los locales comerciales le ganaron por goleada a los bares si de concurrencia se trata. El bullicio estaba ahí, afuera, mientras adentro nadie se lamentaba por el tiro en el palo de Pastore. Lo que hacían Messi y cía. en el campo de juego resultaba mucho menos interesante que los carteles con rebajas y ofertas.
El 1 a 1 que llegó desde Buenos Aires terminó por confirmar que los miles que prefirieron aprovechar la ocasión para dar un paseo por la ciudad no se equivocaron y la pasaron mejor que quienes decidieron ver lo que la Selección propuso en la cancha.